He pasado mi vida de autoridad
en autoridad,
de guía en guía,
de vasallaje en vasallaje.
Pirmero, mi madre.
Luego, mi mejor amiga.
Los profesores,
mi profesora y amante,
un dios protector.
De nuevo, mi madre.
«Honrrarás a tu padre y a tu madre…»
Los seguí y justifiqué aun sientiendo que no hacían lo correcto.
Los puse por encima de mí.
«Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo».
En mi interior estuvo siempre la solución:
era esa sensación.
Hágase mi voluntad,
no necesito un pastor.
No me malinterpretes,
sí creo en algo superior,
pero también creo en mí.
Yo soy la que soy y seré.
Y tú también.