Joe Biden se vuelve a presentar a las elecciones de EEUU a sus 80 años de edad, ¿qué les pasa a los humanos que no quieren dejar el poder, la notoriedad o la fama?, ¿no hay nadie en sus equipos que les diga que es hora de retirarse? O ¿es que son marionetas que ya conviene dejar en primera línea para que los que mandan de verdad les sea más fácil manipularlos? Demasiadas preguntas me temo sin respuesta.

Daría igual su edad, si no se le viera desorientado, confuso, tembloroso y en definitiva…anciano.

En varios discursos ha mostrado desorientación, no sabía bien por dónde irse del escenario o qué hacer acabada su intervención, colocando su mano en el aire como si fuera a saludar a alguien, cuando no había nadie. Estos casos de “mano al aire” o “mano fantasma” se han visto en sus visitas a Auburn (Alabama), una Universidad de Carolina del Norte o Jerusalén (Israel).

Siempre reacciona igual: se queda unos instantes con la mano tendida, se detiene silencioso, como confundido, mira a su alrededor y luego sigue con el acto, sonriendo. Recientemente Biden dejó perplejos a los asistentes de un acto sobre el hambre en la Casa Blanca al preguntarse dónde estaba Jackie Walorski, congresista republicana fallecida en un accidente de tráfico en agosto del pasado año.

«Jackie, ¿estás aquí? ¿Dónde está Jackie? Iba a estar aquí», afirmó mientras buscaba con la
mirada.

Pero no penséis que es el único, en las elecciones a los ayuntamientos que se celebrarán en España a finales de mes de mayo en Cataluña por ejemplo, que es donde yo habito y más controlo, Trias se presenta a alcalde a los 76 años y Ernest Maragall a los 80.

Raphael, el cantante, también octogenario, dice que no piensa retirarse, y aunque es cierto que cuando canta todavía le aguanta la voz, ayer en una entrevista, se le veía tembloroso, desnortado y olvidadizo, y el campeón se va a marcar una gira este verano por toda España, en fin, el señor no le hace daño a nadie, es totalmente inocuo para la sociedad, pero ¿ocurre lo mismo con vuestros amados políticos? ¡Ahí os dejo la reflexión!

La vida está llena de etapas, y cada una tiene su sabor, su gusto, yo mismo imagino que dentro de 20 años estaré más tranquilo, menos vigoroso, y habré perdido alguna facultad física, y aunque ahora siendo joven soy un gato torpón, me caigo con gracia y donaire, vete tu a saber que tan digno resultaré con algunos añitos más, ¡no quiero ni pensar!

Hoy mi humana ha recibido un zarpazo en toda la cara de la vida y también hablando del tema que nos ocupaba, del paso del tiempo. Ha llegado a casa la pobre con el morro torcido y el ceño fruncido, y es que en su empresa ya están contratando muchachos de la edad de sus cachorros y eso le ha tronado la cabeza. Aunque yo no le pregunte ella que me habla sin parar, y me ha contado: ‘Dexter, es que ahora tengo compañeros de la edad de mis hijos, y eso me ha hecho pensar en que mis hijos están relacionándose con jefes de mi edad, y fíjate que me ha dado un poco de envidia y todo, me he sentido desubicada, de repente han caído sobre mí un montón de años, sintiéndome muy mayor mientras capacito a los nuevos compañeros de la edad de mis hijos, pero demasiado joven para retirarme y vivir la vida de jubilada, hoy siento que estoy en la edad incorrecta….’ Así anda la pobre, la tengo un poco lánguida, ve como empujan las nuevas generaciones, y que ya le va quedando menos tiempo a ella, ¿para qué? ¡Para todo!

Y no sé si viene al caso, pero me encanta la forma de pensar de Quino en relación a la edad: “La vida debería ser al revés. Se debería empezar muriendo y así ese trauma está superado. Luego te despiertas en una residencia mejorando día a día… después te echan de la residencia porque ya estás bien, y lo primero que haces es cobrar tu pensión. Luego en tu primer día de trabajo te dan un reloj de oro… Trabajas 40 años hasta que seas lo bastante joven como para disfrutar de tu retiro laboral; entonces vas de fiesta en fiesta, bebes, practicas el sexo y te preparas para empezar a estudiar. Luego empiezas el colegio, jugando con tus amigos sin ningún tipo de obligación, hasta que seas bebé. Y te pasas los últimos nueve meses flotando tranquilo, con calefacción central, servicio de habitaciones, etc. ¡Y al final abandonas este mundo en un gran orgasmo!”

García Márquez nos decía que ‘el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad’. Quizá por eso los que son incapaces se aferran a su actividad o profesión con denuedo y frenesí sin pararse a contemplar las consecuencias, sin importarles el ridículo que puedan llegar a hacer, sin preocuparse en ser generosos y dejar que las nuevas generaciones hagan su trabajo y ocupen su espacio, tan doloroso es apartarse, pero sin lugar a dudas es lo más honrado.


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