La historia de Europa en el siglo XX es de lo más compleja, habiendo sucedido cientos de conflictos que cambiarían las fronteras y el curso de muchísimas naciones. Uno de esos países cuyo poder cayó en manos de diversas grandes potencias a lo largo del siglo es Lituania, la cuál tiene uno de los episodios más chocantes y menos conocidos de toda Europa.

Aquellos «héroes» que habían luchado contra los soviéticos en 1941 en la rebelión lituana, eran los mismos que después habían participado en el holocausto. No estamos hablando de uno o dos casos sino de miles de lituanos que ayudaron a exterminar a sus vecinos.

En 1941 ésta, que en el momento se encontraba en manos de los soviéticos, fue tomada por los nazis. Empezaría entonces una limpieza étnica desmesurada, centrada principalmente en la población judía. En los tan solo tres años que Lituania estuvo controlada por el ejército nazi, 195.000 judíos fueron exterminados. Teniendo en cuenta que en aquel momento había 210.000 judios en Lituania, estamos hablando del mayor genocidio en lo que al porcentaje de población se refiere de la historia de Europa. Nunca había muerto tanta gente en tan poco tiempo en la historia del país, y sucedió hace tan solo 80 años. La pregunta entonces es, ¿cómo fue posible? Los alemanes que se encontraban en el país no eran ni de broma suficentes como para movilizar a tantos.

El secreto de los héroes de Lituania

Silvia Foti, una escritora estadounidense de orígen lituano, llevaba toda la vida escuchando hablar de las hazañas de su abuelo, el cuál fue reconocido por el gobierno lituano como héroe por sus acciones en la rebelión lituana contra el comunismo, y es por ello que se propuso realizar una biografía suya. Para su sorpresa, mientras investigaba descubrió que su abuelo había sido partícipe en muchas de las movilizaciones de judíos a campos de concentración y había trabajado codo con codo con los nazis. El mismo abuelo que tenía placas conmemorativas y calles a su nombre, y que había sido reconocido como héroe por el gobierno lituano en 1997. Spoiler alert: aquel no era un caso aislado.

Aquellos «héroes» que habían luchado contra los soviéticos en 1941 en la rebelión lituana, eran los mismos que después habían colaborado con los nazis durante su ocupación. No estamos hablando de uno o dos casos, como el del abuelo de Foti, sino de miles de lituanos que ayudaron a exterminar a sus vecinos. La población civil de Lituania no solo fue testigo, sino también partícipe del mayor genocidio a nivel porcentual de la historia. Y lo más increíble de todo, es que de algún modo, el suceso sigue encubierto.

Para entender mejor el contexto, en 1991 Lituania consigue finalmente su tan ansiada independencia, después de haber formado parte por tantos años de la Unión Soviética. Aquel odio y resentimiento por la URSS hace que entonces se reconozca como héroes a todos aquellos que lucharon en contra de los comunistas en la rebelión lituana de 1941, sin importar que luego se convirtieran en aliados de los nazis.

La población judía, habiendo sido reducida hasta casi los mínimos, poco pudo objetar al respecto y la historia de un país fue reescrita. No puedo ni imaginar el dolor que debe suponer para aquellos descendientes de los judíos exterminados, ver los nombres de aquellos que participaron activamente en el holocausto en plazas, calles y monumentos en su honor.

A día de hoy Lituania tiene una población judía de 3000 habitantes, frente a una población total de 2,8 millones de habitantes.

Fuente principal: La Via Bàltica, de Jordi Arrufat

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