<<Esta clase es un desastre. No sois nada estudiosos, parece que no os importa nada, os cuesta entender las cosas…No prestáis atención, no paráis de hablar, parece que os reis de todo, que todo os hace gracia. No me gusta dar clase aquí. Ya os podríais parecer un poco a los de 4º de la ESO, a ver si tomáis ejemplo. Ellos están callados, atentos, hacen preguntas, la mayoría saca buenas notas… Y no lo digo para que os sintáis mal, lo digo para que os esforcéis más, para que seáis mejores>>.
Yo no daba crédito con lo que estaba diciendo la profesora. Los estaba llamando tontos en su cara y comparándolos, desvalorizándolos. Mientras tanto, yo los miraba a ellos. Hice un barrido con la mirada para observar sus reacciones. Enfoqué caras de vergüenza. Se lo estaban creyendo. Esas palabras sucias se las estaban creyendo. Yo me estaba enfadando. No porque sus palabras me hiriesen directamente. No consideré que fueran dirigidas para mí. Yo me encontraba en la frontera. Venía de aquella clase “modelo”, de ese curso “superior”, pero ya llevaba dos cursos con estas personas, desde que repetí 2º de la ESO. Repetí deliberadamente para no tener que seguir en aquella clase de carroñeros ni un año más. Ellos fueron el único motivo para tomar la decisión. No es que necesitara esforzarme para aprobar. Sólo abandoné, dejé de estudiar. Yo conocía la verdad de ambas clases, su verdadera naturaleza. Los podía haber defendido exponiendo los puntos que ellos tenían a favor y que los “superiores” tenían en contra. Hubiesen ganado. Al menos para mí ganaban. Y no por tener más puntos en la lista, sino por la importancia de aquellos puntos.
Me tragué las palabras, pero esto es lo que hubiese dicho si hubiese tenido el valor, si mi lengua hubiese prendido: <<me parece muy fuerte lo que estás diciendo. Los de la otra clase serán más empollones y todo lo que quieras, pero no son buenas personas. Es una clase gobernada por adictos a la valoración. Nada más compiten entre ellos buscando la aprobación de los profesores. Los del grupito que gobierna (los populares) se creen realmente superiores y se ríen y burlan de los que consideran que no están a la altura o de los que tienen envidia. Los ridiculizan. Simplemente los ves mejores porque encajan en vuestro molde. Por el contrario, estos que están aquí son un equipo, son una gran familia, donde todos pueden ser quienes son sin miedo a que los juzguen. Yo aquí, entre ellos, al fin puedo hablar delante de toda la clase. Me he liberado, acabo de empezar a ser yo misma sin sentir la vergüenza que eso suponía cuando estaba en la otra clase. Así que no los compares, para decir que son inferiores, sólo porque no entran en el molde donde los quieres meter. Son buenas personas y pueden estar orgullosos por ello>>.