Hace un tiempo lo comentaba con Gaspar, un curtido agente de viajes que desde hace más de 30 años prepara experiencias a medida para viajeros. Si quieren, pueden ver los destinos reales. Por descontado, la mayor parte de los que acuden a él son turistas que quieren lo que sale en las fotos de las guías, lo otro no interesa. Los masái y sus poblados son muy fotogénicos, en las redes sociales quedan genial, el problema que tienen en Kenia y Tanzania es el tipo de cosas que no interesa.

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La patria de los masái, entre Kenia y Tanzania

Kenia y Tanzania están de moda. Los safaris son espectaculares, en el Masái-Mara y el Serengueti es fácil encontrarse con los «5 Grandes» (el león, el elefante, leopardo, búfalo y rinoceronte). Sin embargo Tanzania es más caro que Kenia. La pregunta inevitable ¿por qué? La respuesta es que si Kenia es un destino «plata», Tanzania es «oro». Esto se debe, entre otras razones, a que Tanzania es más extenso por lo que hay una mayor variedad de animales, tiene peores comunicaciones con lo que los traslados son más costosos, las playas son mejores…» Pero en ambos se pueden visitar los poblados masái, que son los indígenas más característicos de ambos países y disfrutar de su hospitalidad.

Los masái se ven obligados a cruzar la frontera hacia el norte, hacia Kenia. La excusa es que no está permitida la actividad humana en las zonas donde están asentados, en el Parque del Serengueti y se les viene expulsando con violencia desde hace ya muchos años. Pero, por otro lado, todos los días se observan miríadas de turistas en sus todoterrenos.

Ambos países son herencia colonial. Antes del reparto de África, sancionado en la Conferencia de Berlín, aquellos territorios estaban dentro de la esfera de influencia del Reino de Zanzíbar. Aunque este reino realmente «solo» controlaba la costa entre Mozambique y Somalia, reclamaba amplios territorios en le interior. Desde la más remota antigüedad se habían establecido en la costa los mercaderes persas y árabes (a través de los que llegó más tarde el islam), durante los ss. XVI y XVII los portugueses dominaron la zona; después fue el sultanato de Omán y por fin ingleses y alemanes se repartieron el pastel a finales del s. XIX: Kenia para los británicos y Tanganica (Tanzania) para los alemanes.

En la parte norte, en Kenia, está el enorme Parque Nacional de Masái-Mara, al sur, en Tanzania, se extiende el Parque Nacional del Serengueti, 10 veces más grande.
En la parte norte, en Kenia, está el enorme Parque Nacional de Masái-Mara, al sur, en Tanzania, se extiende el Parque Nacional del Serengueti, 10 veces más grande.

La frontera entre ambos tardó en fijarse de forma definitiva. El Kilimanjaro quedó en la parte alemana, se dice que fue un regalo de la Reina Victoria a su sobrino el Kaiser Guillermo. En cualquier caso, tampoco duró mucho tiempo en manos alemanas. Aunque resistió todos los intentos de invasión británicos durante la I Guerra Mundial, tuvo que cederse tras la firma del Tratado de Versalles. Los alemanes dejaban su colonia en manos británicas. A pesar de haber dominado el territorio durante menos de 40 años, habían diezmado la población indígena cuando reprimieron las revueltas que estallaron a finales del s. XIX. Se dice que hubo cientos de miles de muertos. Nada nuevo bajo el sol, hicieron lo mismo en sus territorios del África Occidental Alemana (Namibia), como hacían todas las potencias coloniales en sus respectivos territorios.

Ambos países tampoco permanecieron mucho más tiempo en manos británicas. El imperio de Su Graciosa Majestad se diluyó rápidamente después de la II Guerra Mundial como un azucarillo en el café. En muchos sitios no llegó a durar más que un par de generaciones. En 1963 Kenia y Tanzania eran ya independientes y no tardarían en convertirse en dos de los destinos turísticos más famosos. De hecho ya lo eran durante el periodo colonial.

El pueblo masái es el que más ha sufrido las consecuencias del reparto, la colonización, la descolonización y el trazado de las fronteras creando nuevos países.

Los masái son un pueblo seminómada que, desde hace siglos. Pastorean sus ganados en la sabana que se extiende entre Kenia y Tanzania. Hay quien dice que su origen está a los mismísimos pies del monte Kilimanjaro. Tradicionalmente se han movido libremente por el territorio durante cientos de años pero, de repente, surgió una frontera. Más tarde dos parques nacional, el Masái-Mara, y con él los grandes problemas: la conservación del medioambiente y el turismo, que ahora es masivo. Esto ha hecho que hayan ido perdiendo sus costumbres nómadas primero y, más tarde, su propia tierra.

La problemática en Tanzania

Como publica El País en un artículo del 26 de junio de 2024, no hay sitio para los masái pero sí para los turistas. Los masái son expulsados sin miramientos y con violencia hacia el norte, hacia Kenia. La Unión Europea tiene un programa llamado NaturAfrica cuyo objetivo es «apoyar la conservación de la biodiversidad en África a través de la innovación y de un enfoque centrado en las personas.» Mediante este proyecto, se destinaban a Kenia y Tanzania una cantidad de 18 millones de Euros.

Programa NaturAfrica de la UE: Mapa de proyectos en 2021
Fuente: Comisión Europea 
https://op.europa.eu/en/publication-detail/-/publication/46d59486-093d-11ec-b5d3-01aa75ed71a1/language-en/format-PDF/source-228744280
Programa NaturAfrica de la UE: Mapa de proyectos en 2021
Fuente: Comisión Europea

Este proyecto ha sido, en general muy positivo. Sin embargo, en el caso tanzano ha habido muchos problemas. Son numerosas las denuncias de las violaciones de los derechos humanos contra los masái. Parece que el dinero de la UE sí que se está empleando en la protección del medioambiente, pero a costa de expulsar a la comunidad masái de sus tierras. Los masái se ven obligados a cruzar la frontera hacia el norte, hacia Kenia. La excusa es que no está permitida la actividad humana en las zonas donde están asentados, en el Parque del Serengueti y se les viene expulsando con violencia desde hace ya muchos años. Pero, por otro lado, todos los días se observan miríadas de turistas en sus todoterrenos.

Finalmente, en 2024 se ha retirado la parte correspondiente a Tanzania y todo se destinará Kenia.

China, Kenia, África

Kenia, por otro lado, tampoco es precisamente la Tierra Prometida. China ha entrado fuertemente en el país con inversiones y préstamos (con lo que esto significa). Están llevando a cabo la construcción de importantes infraestructuras ferroviarias a través del país con la intención de unirlo con los países vecinos. Estas importantísimas obra están causando una intensa degradación medioambiental debido a la contaminación tanto del aire como de las tierras y de las aguas, la pérdida de pastos, movimientos de tierras, la movilidad de la fauna…

Corredor del ferrocarril que une el puerto de Mombasa con la frontera con Uganda.
Fuente: https://theconversation.com/kenyas-huge-railway-project-is-causing-environmental-damage-heres-how-159813
Corredor del ferrocarril que une el puerto de Mombasa con la frontera con Uganda.
Fuente: The Conversation

La línea principal une el puerto de Mombasa y la frontera con Uganda, justo al norte del Lago Victoria, y desde allí parten tres ramales en dirección hacia Sudán del Sur, República Democrática del Congo y Ruanda respectivamente.

Una segunda línea de ferrocarril se extiende hacia el norte, atravesando Etiopía y desembocando en Yibuti, con la finalidad de conectar Kenia con el Mar Rojo.

Mapa de los trenes de Kenia y sus vecinos
Autor: Tristan Wiggill
Fuente: https://es.slideshare.net/slideshow/kenya-country-spotlight/50317947
Mapa de los trenes de Kenia y sus vecinos
Autor: Tristan Wiggill
Fuente: es.slideshare.net

Todo esto tiene una importancia económica y geoestratégica fundamental para China:

  • Yibuti, donde desemboca la línea «etíope» es un país fundamental en la geoestrategia actual. Está situado en la parte más estrecha del Mar Rojo y permite el control del tráfico marítimo. Allí hay numerosas bases militares de diferentes países, entre ellos China.
  • Sudán del Sur es un país con importantes reservas de gas natural.
  • Ruanda (y Burundi) son países muy pobres, pero que hacen frontera directa con las zonas mineras más importantes de la R.D. del Congo.
  • Uganda, país fundamental a través del cual los trenes pueden pasar hacia las reservas mineras de sus países vecinos.
Mapa de los recursos mineros de la República Democrática del Congo
Autor: Néstor Siurana
Fuente: https://geopol21.com/republica-democratica-del-congo-el-nido-de-los-recursos-naturales/
Mapa de los recursos mineros de la República Democrática del Congo
Autor: Néstor Siurana
Fuente: Geopol21.com

Como ya comentamos en otro artículo anterior de Bye Bye Viernes, la República Democrática del Congo posee más del 80% del coltán mundial. Como ya comentamos en otro artículo, este es un mineral vital para la fabricación de los smartphones. Además, sus minas proporcionan el 30% de los diamantes del mundo (con importantísimos usos industriales), además de enormes depósitos de cobalto, cobre y bauxita.

La mayor parte de todas estas riquezas mineras están al este del país, en la zona que hace frontera con Uganda, Ruanda y Burundi (por tierra) y con Tanzania (al otro lado del lago Tanganica). Estas fronteras son en su mayor parte de difícil acceso, hay altas montañas excepto en algunas zonas limítrofes con Uganda. Es a través de estos pasos por donde pasan las vías del tren.

Además, hay que añadir que es precisamente esta zona de la R.D. del Congo la más inestable políticamente. Está controlada por grupos guerrilleros, lo que hace más sencillo de controlarlo económicamente.

Por ello, no parece descabellado pensar que China está buscando un acceso a todas estas riquísimas fuentes de minerales por una ruta mucho menos complicada y directa para poder sacarlos del corazón del continente que hacia el Golfo de Guinea. La distancia es sensiblemente más corta y mucho más sencilla de salvar geográfica y políticamente.

Pero ¿qué ocurrirá si Kenia no puede devolver los enormes préstamos recibidos de China? Según un artículo publicado ya en 2019 por Deutsche Welle, los préstamos estaban ya ahogando a la que es la mayor economía de África Oriental, se sobrepasaban ya los 15 mil millones de dólares.

Pensemos un poco

El caso de los masái es un claro ejemplo de cómo los intentos de conservación del medioambiente, el turismo como herramienta desarrollo y la defensa de los derechos humanos entran conflicto. Estos tres puntos, que son fundamentales para países como Kenia y Tanzania con la ayuda bienintencionada de la UE, han causado graves problemas a una comunidad tan tradicional y frágil. A esto hay que unir las consecuencias ambientales y la dependencia económica que se producen debido a las inversiones extranjeras y al desarrollo de las infraestructuras, que recuerdan a prácticas coloniales del pasado.

Este panorama nos lleva a plantearnos preguntas importantes:

  • El turismo está comenzando a ser incontrolable en muchas zonas del planeta ¿Ha pasado de ser una solución económica a ser uno de los grandes problemas?
  • Con las inversiones de la UE en África se están desarrollando programas de conservación del medioambiente que, en algunas zonas, están creando otros problemas como el de los masái. ¿Tenemos autoridad moral los países ricos para dictar las políticas medioambientales de los países más pobres cuando hemos estado contaminando sin control prácticamente 200 años?
  • En el s. XIX las potencias europeas entraron en algunos países africanos con el pretexto de defender sus inversiones económicas y las infraestructuras de transporte y comercio (como el Canal de Suez) ¿Se está repitiendo el mismo fenómeno con las inversiones chinas en los trenes?

Todo esto nos debería llevar a reflexionar sobre el papel que juegan los países desarrollados en las políticas medioambientales, económicas y de defensa de los derechos humanos de los países más pobres. Si verdaderamente estamos en camino de lograr una situación mejor y más sostenible para ellos y para el mundo en general.

Este es un desafío enorme que superaremos solo si todos nos comprometemos de forma genuina con el medioambiente, la equidad y los derechos humanos.

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