Desde que volví de mi último viaje me he sentido incapaz de escribir. Sé que, tal y como indica Steven Pressfield en su «La guerra del arte«, la creatividad y la inspiración son resultado únicamente de la disciplina y que las musas por sí solas son futiles, si es que siquiera existen. Sin embargo, me sentía completamente bloqueado, necesitado de un chispazo de motivación que no llegaba. No sentía que fuera falta de disciplina; sentía que no tenía una voz con la que contar nada y entonces me parecía estúpido forzarme a escribir si ni yo creía en mis palabras.

Me ha sucedido parecido con el viaje. Siento que he perdido el foco. O que tengo demasiados focos, caminos abiertos por explorar. Necesitaría una vida entera para explorarlos todos, y entonces descubriría otros senderos y así sucesivamente. Quiero parar, ya lo he expresado con anterioridad, y al mismo tiempo en cuanto lo hago siento que me llegan señales de lugares que debería conocer o actividades en las que debería participar. Lo que es cien por cien cierto es que ya no consigo disfrutar del viaje como antes. Quizá por una falta de madurez; cada viaje añadía una capa de complejidad y no he sabido procesarlas. Se han solidificado y me pesan.

Tengo una visión en la consigo vivir sin atenerme a convenciones sociales: consigo escribir con disciplina, llevar un estilo de vida saludable y viajar cuando lo sienta necesario. Un seminomadismo. Semi porque en esa visión voy acompañado por una comunidad de iguales, también deseosos de entender el mundo y sus gentes, y sin temor a detenerse en el lugar que creamos conveniente. Puede ser por días, semanas, meses o años. Nomadismo genuino, donde tu hogar es tu gente porque tu relación con los lugares no es tan estricta. Es un modo de entender la realización como un hecho que sucede en el movimiento. Las raíces se crean en tu comunidad, no en un punto del mapa.

Y me parece que todos mis esfuerzos, mi manera de relacionarme y crear conexiones me lleva a eso, pero falta muchísimo. Quiero descansar y marchar al mismo tiempo pero me falta encontrar un sistema que cuando no pueda más, me siga llevando adelante. Porque que esté cansado no significa que quiera dejar de moverme.

Esta noche me he metido en la cama mucho más pronto de lo habitual porque quiero empezar a madrugar para poder salir a correr sin tanto calor. Desacostumbrado a ese horario, no conseguía conciliar el sueño y me he puesto algo de música indie tranquila. Y así, de la nada, el segundo tema de la playlist ha roto el bloqueo emocional que llevaba dentro. He saltado de la cama y empezado a escribir este texto. Y así, de la nada, he vuelto a escribir. Ahora solo tengo que seguir, sin parar. Poner una palabra tras otra, frase tras frase, y me vaciaré y encontraré espacio para meter nuevos viajes y nuevas personas. Más vida. Ese es el objetivo, al menos.


¿Quieres recibir contenido exclusivo de Marc?

Suscríbete a su newsletter personal, donde cada semana publica reflexiones, vivencias y recomendaciones de cine, libros o música

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *