Mi toma de contacto con el cineasta norteamericano Kevin Smith llegó, al igual que para muchos otros, gracias a Clerks (1994), su debut en el cine que lo confirmó como una de las grandes promesas del indie americano de los 90, codeándose con nombres de la talla de Richard Linklater. Smith demostró que no hacía falta tener presupuesto para hacer una gran película: bastaba con un genial guión. Clerks es, hasta la fecha, la película con la que más me he reído viéndola por primera vez. Lo que en una primera lectura podía parecer humor absurdo era la brillantez de un tipo que ha demostrado tener grandes ideas, sin miedo a reírse de sí mismo por el camino.
En Clerks, seguimos a Dante Hicks y a Randal, dos dependientes de una tienda de ultramarinos. Literalmente esa es la trama de toda la película: escenas en las que vemos su día a día. Eso sí, Smith aprovecha sus personajes para hacer un comentario de cómo el ve la sociedad americana trabajadora, miserable pero que no se esfuerza un pelo por cambiar su realidad. «Estamos bien así, culpando de nuestros problemas a otros…» Gracias a unos protagonistas con los que sentirte identificado, Clerks te obliga a reexaminar tu vida y a preguntarte «joder, ¿soy yo así?». Sin embargo, además de provocarte una posible crisis existencial, también te hará llorar de la risa.
Con esta película, Smith inauguró un concepto cinematográfico que muchos años después lo petaría en el cine de superhéroes: el multiverso. Pese a que la mayoría de sus próximas películas serían independientes las unas de las otras a nivel argumental, se reconocería la existencia de todas las películas en un mismo universo. Uno se da cuenta de esto cuando, por ejemplo, algún personaje de alguna de sus películas menciona una anécdota de algo que ha sucedido en otra cinta, pero sobretodo, el principal nexo que conecta todas las películas del askviewverso (así es como se llama), son dos personajes: Jay y Bob El Silencioso (este último interpretado por el propio Kevin Smith). Jay y Bob aparecen en todas las películas de este universo cinematográfico, y siempre tienen el mismo rol de «personajes secundarios graciosos».
A Clerks le siguió Mallrats (1995), la cuál aún no he visto aunque he leído críticas positivas de ella. Esa película también marcó el inicio de la amistad de Ben Affleck con Smith, quién apostó por él antes de que Affleck fuera la estrella de Hollywood que en pocos años después se convertiría. De hecho, fue gracias a Smith que el guión escrito por los noveles Matt Damon y Ben Affleck llegó a las oficinas de Miramax. Aquel guión se acabaría convirtiendo en El Indomable Will Hunting, película que luego les brindó un Óscar a ambos al mejor guión original.
En 1997 Smith realiza la que para mí es su mejor película: Persiguiendo a Amy. Un brillante estudio de personajes protagonizado por Ben Affleck, en el que toda la trama gira alrededor de la orientación sexual de los protagonistas. Smith hizo una película de temática LGTBQ+ veinte años antes de que se pusieran de moda, y lo hizo de un modo espléndido. De hecho, me sorprende que esta cinta no sea tan conocida como se merece. Si aún la habéis visto, no sé a qué estáis esperando.
Dos años después llegaría Dogma, un atrevido film donde Smith explora el complejo tema del cristianismo y la religión. En ésta tenemos a (otra vez) Ben Affleck, junto con su jovencísimo amigo Matt Damon, y ambos interpretan a dos ángeles que intentan volver al cielo. Affleck y Damon están rodeados por un brillante reparto en el que hay estrellas como Salma Hayek, Alan Rickman, Chris Rock o los mismos Kevin Smith y Jason Mewes, volviendo a interpretar a Jay y Bob El Silencioso. Esta inteligente y divertidísima sátira no deja títere con cabeza, y por el camino hace un valioso comentario de muchos aspectos del cristianismo.
Es triste llegar al cambio de milenio en su filmografía porque después de Dogma, Smith ya me perdió. Me pareció que todas las ideas brillantes que una vez tuvo ahora solo acababan convertidas en comedias estúpidas. Encadenó varias películas tontas, en las que veíamos a un Smith vago y nada inspirado. Haría dos películas protagonizadas por Jay y Bob el Silencioso, que aunque son bastante divertidas (tienen escenas como el rodaje de Will Hunting 2 que valen su peso oro y están llenas de geniales cameos) no son más que eso, fan service. No puedes hacer una gran película a base de cameos y chistes básicos. Esas dos películas nos recordarían porqué algunos personajes están mejor siendo simplemente secundarios, con la carga cómica del filme, pero sin protagonizarlo.
Y sí, es cierto que Clerks II (2006) o Clerks III (2022) no son tan malas y que disfruto viéndolas (la última incluso me emocionó) , pero son productos que hacen un uso excesivo de la nostalgia. Sé que me gustan solo porque son un recordatorio directo de lo mucho que disfrutaba el Smith de los 90.
En definitiva, a mí Kevin Smith me tiene frustrado porque sé de lo que es capaz pero lleva 24 años sin hacer una buena película.
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