Me encantan los momentos en los que gente anónima decide compartir su talento o destreza con desconocidos. Bondad a cambio de nada.

Suelo pasar por Kings Cross, la estación intermedia entre Newcastle y casa de mis padres, y en esa encantadora estación hay dos pianos públicos. La mayoría de las veces hay alguien tocando y, de nuevo, la mayoría de las veces son buenos (la gente no suele tomar clases en público).

Hombre tocando el piano en la calle

En cualquier caso, en uno de esos viajes había un tipo que tenía un talento especial para las teclas. Yo iba bien de tiempo, así que me quedé allí unos minutos. Quería preguntarle el nombre de una canción que había tocado, pero se movía rápidamente entre los distintos temas -en un momento dado tocó una de las pocas canciones que sé tocar pero de la que no recuerdo el nombre-, así que no tuve oportunidad de preguntarle. Además, soy un poco cobarde.

La verdad es que fue un momento encantador con unas cuantas personas mirando, entre ellas alguien que grababa y un anciano que tomó asiento para escuchar, mientras un hombre trajeado ponía suavemente la mano en la espalda del pianista y le hacía un cumplido. Yo, en cambio, me fui sin decir palabra porque tenía que coger el tren y no quería interrumpirle. Además, soy un poco cobarde.

Pero este post no va de que yo fuera un poco cobarde, va de compartir, y de como aquel suceso me animó a yo también abrirme al mundo. Desde entonces he tocado en los pianos públicos de la estación de Brighton y de London Euston con esa canción que he mencionado antes, así que podríamos decir que se me pasó la cobardía. En ambas ocasiones, hubo gente que se paró para interactuar y escucharme hacer cosquillas a las teclas, tal y como sucedió con el tipo de King’s Cross.

Supongo que esa es la verdadera historia que hoy quería compartir con vosotros: cómo el amor por la música mezclado con la voluntad de tomarse el tiempo para estar en el momento puede unir a la gente. Y todo fue posible porque alguien a quien ninguno de nosotros conoce quiso compartir lo que tenía, mejorando así el día de los demás, aunque fuera por unos breves instantes.

Es bastante guay, ¿no?

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Artículo original: https://voluntraveller.wixsite.com/home/post/sharing-is-caring
Traducción a cargo de Marc Borillo

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Autor

  • Fabian tiene 25 años, y es de orígen alemán y británico, aunque actualmente reside en Newcastle. Los libros, la escritura y la creatividad en general siempre han sido importantes para él, y ahora desempeñan un papel crucial en su paso por la veintena. En todo lo que comparte -ya sea reflexionar sobre la vida, abrirse sobre sus experiencias, escribir relatos, realizar entrevistas o comentar un tema político/social- intenta asegurarse de que su contenido sea ameno y honesto, con el objetivo de tener un impacto positivo que se extienda más allá del tiempo que se tarda en leer uno de sus artículos.

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