En muchos sentidos, esta guerra de piezas es mucho más que un juego. Es un espejo de tu persona, un relfejo de tus tendencias, fortalezas y debilidades.
El ajedrez es uno de los juegos más antiguos y practicados de la historia, considerado deporte y que cuenta con muchos practicantes, tanto profesionales como amateurs, y cada vez más. Y es que el ajedrez va en aumento, cada vez es más popular y ha pasado de ser un juego de “viejos” a uno de los más jugados entre los jóvenes. Por poner números, chess.com (la página más popular de ajedrez) cuenta con 130 millones de usuarios, que son las descargas que tiene un juego como Clash Royale en la App Store.
¿Qué tiene de especial el ajedrez?
Se trata de un deporte muy completo y desafiante. No es de extrañar que un juego que ha durado 15 siglos sea interesante y estimulante. Uno podría preguntarse si con tanta historia detrás, no se han jugado ya todas las posiciones y se pueda hacer repetitivo. Pero lo más increíble es que no. El número de posiciones es descabellado: 10120 , es decir, un 1 y 120 ciento vente ceros detrás. Este número es mayor que la cantidad de átomos en el universo conocido, que se calcula que es del orden de 1082.
Todo el mundo conoce las reglas en mayor o menor medida. Se juega en un tablero de 64 casillas, la mitad negras y la mitad blancas, todas alternadas. Se enfrentan dos jugadores, cada uno con un color y 16 piezas: peones, caballos, alfiles, torres, la dama y el rey. Si este deporte es tan popular es por algo, es maravilloso jugar y tiene mucho que enseñar. Es claramente estratégico: ayuda a estructurar tu mente, a pensar dos pasos por delante. Cada movimiento que haces tiene que estar calculado, tener un plan detrás. Y a la misma vez, debes averiguar cuál es el plan que se esconde tras el movimiento del rival.
Debes ser metódico, calculador, y frío, ya que no puedes dejarte llevar por las emociones. Pero a la misma vez, debes ser extremadamente creativo, pensar en aquello que el otro no piensa, desarrollar jugadas improbables que muchas veces acaban llevando a una cierta ventaja.
Claramente, es un juego que estimula tu mente y te obliga a pensar. Te enseña a no rendirte demasiado pronto, también saber cuando el rival te ha superado y es mejor empezar un nuevo juego. Al mismo tiempo, también aprendes a no confiarte cuando llevas ventaja porque el rival siempre está atento a tus fallos. Y esa es una de las mejores cualidades del ajedrez: la suerte no tiene ningún peso. Si perdiste fue porque en algún momento te equivocaste. Cometiste un error y el rival lo aprovechó. Simplemente, podrías haberlo hecho mejor y por eso te viste superado. Como suele pasar en la vida, la responsabilidad es tuya y no del azar, así que te ayuda a tomar conciencia y responsabilizarte de tus acciones. Te enseña a ser mejor al fin y al cabo. Si pierdes al parchís, por ejemplo, puede que no tuviste suerte con los dados y no hay más que hacer. Pero en el ajedrez, una vez has terminado la partida, puedes revisar todos los movimientos detenidamente, estudiar que hiciste mal y mejorar para la próxima, que es lo que debemos aplicar en nuestro día a día.
Este juego tan aparentemente sencillo tiene mucho que enseñar. Por eso, hay muchas escuelas que cuentan con una asignatura de ajedrez, y muchas otras están mirando de incluirlo en el proyecto educativo, ya que forma a los niños de manera única. Y esa es otra gran calidad del deporte, da igual la edad que tengas que todo el mundo puede participar.
El ajedrez es un deporte más justo que el fútbol
Hay un dato muy curioso que afecta a los futbolistas profesionales. La mayoría de ellos son nacidos a principios de año, especialmente en enero. ¿Cómo puede ser eso, no se esperaría una repartición igual a lo largo del año? La verdad es que hay un motivo para esto, y no es que los Capricornio se les dé mejor el fútbol. Cuando empiezan a practicar el fútbol de pequeños, los niños y niñas se agrupan por años para jugar. Es decir, todos los nacidos en el 2000, por ejemplo, juegan en la misma categoría (aunque a veces se agrupan cada dos años). En la infancia, la diferencia en desarrollo físico entre un niño nacido en enero y en diciembre es muy exagerada, teniendo mucha ventaja el primero. Por este motivo, los niños que nacen antes suelen jugar más y, por tanto, tienen una racha de abandono menor. Si bien esta diferencia es muy pequeña, podéis probar de poner al mejor equipo de alevín a jugar contra el mejor equipo de la Premier, por ejemplo, y no hace falta predecir que pasará.
En este aspecto, el ajedrez presenta una ventaja enorme, ya que no es la primera vez que veríamos niños retando a los grandes maestros. Y aunque estos tienen miles de partidas jugadas y muchas horas de estudio, los niños son capaces de vencerlos. El talento del intelecto no se ve frenado por la diferencia de edad, como si pasa con el físico. Así que, tengas la edad que tengas, te recomiendo que te sumerjas en este mundo.
Cualquiera puede jugar
Lo tienes fácil, es un juego gratuito y al que puedes acceder con cualquier dispositivo con conexión a Internet, aunque jugarlo físicamente en tablero tiene su magia también. Online, te aparejarán con jugadores a tu nivel, según una puntuación llamada ELO, que sube si ganas y baja si pierdes. Puedes elegir el modo de tiempo que quieras, se suele empezar con 10 minutos, ya que te da tiempo a pensar tus jugadas, pero también la presión juega un papel.
Jugando online también tienes la opción a revisar las partidas que acabas de jugar, con la ayuda de una inteligencia artificial o motor de ajedrez que te indica los errores y las mejores jugadas. La fusión entre ajedrez e inteligencia artificial es un tema muy interesante también, que nos daría pie a un artículo nuevo, pero en otra ocasión.
Recuerda, lo importante no es ganar, es pasártelo bien y, sobre todo, aprender mucho, durante la partida y después de la misma. En muchos sentidos, esta guerra de piezas es mucho más que un juego. Es un espejo de tu persona, un relfejo de tus tendencias, fortalezas y debilidades.