Decía Paulo Cohelo en El Alquimista que cuando quieres algo el universo conspira para que se haga realidad. Yo expresaba hará un par de semanas aquí lo mucho que necesitaba un descanso y se me concedió del modo más drástico: en mi último proyecto de la Unión Europea me caí y me torcí el tobillo. Se inflamó muchísimo, y de hecho en el hospital de la zona me dijeron que tenía el quinto metatarso del pie roto, lo que me hizo coger mis cosas y volver a Barcelona, para descansar antes de mi próximo voluntariado. Luego descubrí que me habían dado un diagnóstico erróneo y que no estaba roto, pero de todas maneras, fuera cual fuera el diagnóstico, yo seguía sin poder andar.

Raro fue pasar de 100 a 0 en tan poco tiempo, y después de tres días en el apartamento de mi madre sin moverme, decidí marcharme al pueblo de mis tíos y primos en Castilla La Mancha. Pensaba que así al menos vería campo y estaría más entretenido con mis familiares. Me sentaron bien aquellas horas en el coche, donde lo único que podía hacer era mirar por la ventana y pensar. Pero pensar bien, no hablo del runrún que el ego suele enviar para confundirnos. Últimamente apenas he tenido tiempo de perderme en recuerdos del pasado, y lo considero positivo, pero creo que también ha impedido que reconozca la magnitud de ciertos sucesos o que de espacio para la reflexión que los últimos acontecimientos merecen.

La principal conclusión es que me siento tremendamente afortunado de haber vivido lo que he vivido en los últimos meses. Ha sucedido todo del modo más natural y orgánico, me he dejado llevar por el momentum, y quiero seguir así. Cada proyecto, lugar o persona me ha dado lo que necesitaba en cada momento.

Estoy consiguiendo vivir en el presente. Es dificultoso no perderse en el hedonismo que este estilo de vida acarrea, siendo sinceros, pero poco a poco, me voy acercando a los objetivos marcados en el futuro sin dejar de disfrutar del presente. Aún hay margen de mejora, pero también me parece increíble a día de hoy poder estar escribiendo esto.

Dicho esto, hace ya un par de proyectos me di cuenta de que quiero permanecer más tiempo en cada sitio, moverme con menos frecuencia. Tener un impacto duradero en la comunidad, sea donde sea.

Ahora lo que me toca es disfrutar de las tierras del Quijote, de los molinos de viento, del aire limpio que se respira en el pueblo, de las Mahous súper fresquitas, de la increíble comida y de las ingentes raciones.

En diez días volveré al ruedo: esta vez marcharé a Órgiva dos meses, a reforestar la zona de Las Alpujarras, y después de Navidad, ya no tengo nada planeado. No me pone nervioso la incerteza ya que algo me dice que se me señalará el camino a seguir de manera clara. Hasta ahora, siempre ha sido así.