Después de cuatro años sigo soñando
que puede pillarnos,
que lo estamos engañando.
Sigo con las mismas pesadillas
que cuando dormía en vuestra cama.
Sigo sintiendo la culpa de la mentira.
Sigo siendo un secreto.
Sigo fingiendo en el marco de algo tan verdadero.
Invisible para que no se derrumbe el teatro.
Irónico, pues todos los sabían.
El arte dramático no es lo mío y tú;
tú debiste estuadiarlo.
Reina de la mentira
Mentías y mentías, incluso cuando no era necesario.
Mentiras que ponías en mi boca
Mentiras que siento en mi espalda
Una mancha imborrable en el expediente
para quien tiene por segundo nombre «verdad».
Ya no miento.
Al menos, trato de no mentir.
Y que no te suene a amenaza,
pero si me preguntan por nuestro pasado
diré la verdad.
Como mínimo, mi verdad.