"El mundo es enorme" me decía, "me atrevería decir que infinito. Pero si solamente pudiera elegir tres lugares donde volver, sin duda, elegiría Roma, Atenas y Jerusalén."
Mi primer acercamiento con la figura de Chet Baker (y con el jazz en general) sucedió gracias a Woody Allen. Yo estaba viendo la maravillosa Día de lluvia en Nueva York, y en una de sus escenas el personaje de Timothée Chalamet empezó a tocar un tema que me gustó: