Rusia y Europa. ¿Relación tóxica o pasión imposible?

Rusia y Europa. ¿Relación tóxica o pasión imposible?

«Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio…» Los versos de Santa Teresa le vienen como anillo al dedo a la relación siempre tempestuosa entre Rusia y Europa. Pero ¿Sería posible que los lazos entre la rica heredera y la potencia sin control llegaran alguna vez más lejos?

Hace ya unos meses, comentaba con un amigo lo absurdo de la situación con Rusia. “Deberían unirse a la UE — me decía— y todos los problemas estarían resueltos. No habría habido guerra.” En mi opinión, esta solución es simplista y no tiene en cuenta la historia entre Rusia y Centroeuropa. Vaya por delante que, aunque los dos somos licenciados en Historia, ninguno es especialista en el tema.

Seamos serios, para mí, lo de que se una a la UE se puede describir con una palabra: imposible. Como en el caso del Reino Unido, es un país con mentalidad imperial de manual. Quiero decir que desde finales del siglo XV, cuando el príncipe de Moscovia, Iván III, se casó con la última descendiente de los emperadores bizantinos, la mentalidad rusa va por esos derroteros. Moscú pasó a ser la tercera Roma (después de la caída de la segunda, Bizancio, o Estambul, como se llama actualmente).

La democracia ni está ni se la espera. Rusia jamás aceptaría de buen grado integrarse en una UE donde sería el país más representado en un sistema de cogobernanza que le es histórica y culturalmente ajeno.

Esa idea no solo la heredaron los zares, sino también sus súbditos que, después de 500 años con la monserga, se lo acabaron creyendo. Los líderes soviéticos, empezando por Stalin, siguieron el programa y, claro está, Vladimir Putin también. De hecho, conozco muy bien a una polaca que fue a pasar unos meses a los EE.UU., allá por el 2003. Allí conoció a unos simpáticos jóvenes emigrados rusos. Una de las primeras cosas que le hicieron entender, bien clarito, fue que, para todo ruso de bien y de orden, Polonia había sido, era y sería siempre una colonia rusa.

El desarrollo histórico de Rusia no es comparable con el de ningún país europeo, aunque geográficamente lo sea. No pasó por el Renacimiento. Se fijó más en las sombras del despotismo ilustrado que en las luces de la Enciclopedia. El nacionalismo surgido de la invasión Napoleónica exacerbó sus aspectos más primitivos. El liberalismo no apareció por sus fronteras nada más que para ser suprimido por sus tropas…

La democracia ni está ni se la espera. Rusia jamás aceptaría de buen grado integrarse en una UE. Sería el país más representado pero sería en un sistema de cogobernanza que le es histórica y culturalmente ajeno. Se ha demostrado, una y otra vez, que la democracia no va con ellos.

Sin embargo, comparto la opinión de muchos analistas —como Pedro Baños en su libro Así se domina el mundo (2018)— de que Rusia y la UE podrían ser complementarias. La UE tiene todo lo que a Rusia le falta, mientras que Rusia tiene lo que la UE necesita.

Por un lado, Rusia tiene materias primas (especialmente en términos energéticos) y es una potencia militar muy importante. Por otro, la UE tiene dinero y alcance político internacional. Sin duda, nos unirían más cosas de las que ahora nos separan, sobre todo si comparamos la relación actual entre Europa y los EE.UU. y su tan estimado primo y lacayo Gran Bretaña (cuya visión imperial, por cierto, tampoco encajaba en nuestro club continental. Ya se sabe, la libra esterlina, el sistema imperial de medidas, el té de las cinco… ese glorioso aislamiento tan victoriano él).

Todo hay que decirlo, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial hemos ido de la manita del Tío Sam. Eso llevó a acogotar a Rusia e intentar aprovechar al máximo uno de esos momentos de crisis: los años 90. La OTAN se vino arriba y, aprovechando el miedo centroeuropeo al oso ruso, se expandió agresivamente. Primero la reunificación alemana, lugo las Repúblicas Bálticas, Polonia, Checoslovaquia, Hungría. Aunque tampoco les culpo, sabían que Rusia tarde o temprano volvería. Ya sabéis, el eterno retorno —de lo que ya hablé largo y tendido en este otro artículo— .

Sucesivas ampliaciones de la OTAN
Fuente: elordenmundial.com
Sucesivas ampliaciones de la OTAN
Fuente: elordenmundial.com

El problema vino cuando se intentó hacer lo mismo con Georgia y Ucrania. Sin duda, Rusia se sintió cercada, como explican en este artículo de la BBC. Mala jugada en un mal momento: Rusia estaba otro de esos momentos de recuperación, y respondió. Ahora, de esos polvos vienen los lodos en los que nos hemos metido hasta el fondo en Donetsk.

A pesar de todo esto, quiero dejar bien claro que condeno sin reservas el ataque de Rusia a Ucrania. Es un acto sin justificación posible, deleznable y que viola por completo el derecho internacional. Pero también es fundamental resaltar lo que me comentaron dos alumnos ucranianos hace ya mucho tiempo: Ucrania es un país dividido entre prorrusos y antirrusos. Eso no se puede obviar.

En fin, una pena. Quizá perdimos la gran oportunidad que sí supo aprovechar la Entente hace ya más de un siglo. No hemos acertado a atraernos definitivamente a Rusia a nuestro cuarto de juegos antes de que decidiera desordenarlo por completo.

Licenciado en Historia, la Universidad de Cantabria es su alma mater. Con un pedacito de su corazón entre España, Italia, Irlanda y Polonia. Conversador y amante de las pequeñas y grandes historias. Apasionado de los viajes, la lectura, el cine, la escritura. Disfruta del rugby, la brisa marina, la buena mesa y la sobremesa. Verdiblanco hasta la médula, sufre con el Racing de Santander. Profesor de ELE, Historia y Cultura de España, guía turístico y traductor... Ahora, inmerso en una nueva reinvención, el destino le ha llevado a Bye Bye Viernes.

Deja un comentario

Your email address will not be published.

Anuncios

Newsletter

Popular

Ir aArriba

No te pierdas

De los zares a Putin, Rusia como ejemplo del eterno retorno

Rusia es el paradigma de poder cíclico del eterno retorno:

El desastre de Annual: 10.000 muertos y el rescate del rey Alfonso XIII

El desastre de Annual provocó una conmoción nacional. Se encargó