En un mundo globalizado en el que cada vez las capitales se parecen más entre ellas, la cultura mainstream ya no conoce fronteras y todos llevamos la misma ropa, las lenguas se mueren. Herramienta cultural y social tan importante como es, y sin embargo, desaparecen a velocidad abrumadora (se calcula que para el final del siglo más de la mitad de las lenguas del mundo habrán desaparecido, aunque otros apuestan por un 90%). Como la industria, el uso de los idiomas se está monopolizando por aquellas lenguas dominantes con gran presencia mediática: inglés, chino, español, francés… Cada vez se concentra más el número de hablantes en éstas a costa de la desaparición de miles de lenguas minoritarias. El problema, por supuesto, no es nuevo.
El imperialismo y la colonización han jugado un papel esencial en todo este proceso, pero también es muy sencillo apuntar con el dedo a ésa época histórica. Lo cierto es que sí, esas fechas históricas fueron nefastas al provocar la destrucción de miles de culturas en un proceso de occidentalización, el quid de la cuestión es preguntarse si esos procesos siguen vigentes, aunque sea de un modo más sutil. Hablo de la hablidiad de los Estados Unidos de convertirse en referente cultural a nivel mundial gracias a Hollywood o de la nueva ola de popularidad del cine, series y música coreanas. No critico ni mucho menos esos productos ni a sus países pero sí que es verdad que vivimos en ésta época de libre mercado en la que nos han vendido la moto de que tenemos absoluta libertad y acceso a todo el contenido que queramos de todas las partes del mundo, cuando lo cierto es que la industria está dominada por los mismos de siempre, que nos bombardean con el contenido que ellos quieren y, en la mayoría de los casos, el espectador acaba cediendo. Requiere un esfuerzo activo del consumidor cuestionar cada producto cultural que consume, y si no sucede, éste acaba en el torrente cultural principal del que todos beben, y desde donde los mismos de siempre mantienen el control.
Entiendo que ésta pueda parecer una visión un tanto cínica, pero lo único que digo es que por supuesto que el contenido que todos consumimos diariamente durante horas (cine, tiktok, youtube, televisión…) tiene un impacto en cómo entendemos el mundo. Y por tanto, el entretenimiento es una herramienta usada por el poder para controlar a las masas, tal y como ejemplifica mi compañero Roberto en su artículo sobre el futbol y la política.
Para hacer morir las lenguas no hace falta asesinar a sus hablantes
Jesús Tuson
Volviendo al tema que nos ocupa, a nivel linguístico esto ha supuesto la estandarización y popularización de unas pocas lenguas dominantes y de la exclusión del resto en el panorama cultural. Esto por supuesto, es culpa de los gobiernos, que no han sabido (ni querido) proteger el legado histórico y cultural de su nación, en un intento quizá de unificar el país. Un ejemplo perfecto de ello es Italia, país lleno de inmensa riqueza dialectal que optó por la estandarización de su lengua en un intento de unificar a su pueblo. El resultado, sin embargo, es la paulatina desaparición de cientos de maravillosos dialectos, cada uno con sus especifidades únicas.
El argumento que muchos usan para justificar la prevalencia de unas lenguas y la discriminación de otras es la asociación de estratos sociales a las mismas. Lo cierto es que estas asociaciones no son más que el resultado de perspectivas imperialistas y que no existe tal cosa como lenguas elevadas y lenguas vulgares: cada lengua sirve para cumplir la función para la que fue cometida, es decir, una herramienta de comunicación entre su población. Es normal, entones, que diversas lenguas se comporten de un modo distinto (quizá tengan menos léxico y sean más complejas a nivel gramatical, como suele suceder con las lenguas aborígenes) pero no por ello son menos aptas para su uso en contextos formales.
Si conseguimos entender cada lengua en base a su naturaleza propia y no en base a las proyecciones o los estándares imperialistas de la sociedad y si nos olvidamos de los números de hablantes o de la reputación social que puede conllevar dominar ciertas lenguas nos daremos cuenta de que es una absoluta tragedia que cada año mueran idiomas así como así pues estas son el resultado de cientos de generaciones que la han moldeado a su manera. El vehículo del arte y la tradición de un pueblo. Y lo más importante: cada lengua es una obra de arte en sí misma. No es lo que se escribe en ella, sino ella en sí. Solo ese cambio de paradigma podrá procurar la supervivencia de las mismas.