Inmersos en su universo peculiar donde cualquier cosa es posible, Colin y Chloé, Chick y Alise, son dos jóvenes parejas de amigos que comparten locuras y extravagancias, creencias y proyectos, diversiones y pesares, alegrías y frustraciones. Un día, sin embargo, todo cambia: un nenúfar empieza a crecer en el interior de Chloé y, tras los primeros instantes de sorpresa, un manto de melancolía parece cubrir la viveza de todos.

La historia de Colin es la de un joven adinerado que desea enamorarse desesperadamente con el que cualquier joven soñador podrá sentirse identificado. Ese sentimiento se acrecenta cuando su mejor amigo Chick conoce a Alise, de la cuál Colin no puede evitar sentirse atraído.

Impulsado por su deseo de conectar con Alise pero a sabiendas de la imposibilidad de su romance, obcecado, decide entonces atender una fiesta con el afán de encontrar a su alma gemela. Y lo consigue, conoce a Chloé, y al lector no le queda claro si realmente ella es la mujer perfecta o si simplemente encuentra a alguien apto en quien poder proyectar todas esas ilusiones. En cualquier caso, la conoce y se queda prendado por ella:

«Es horrible», dice Colin hablando de Chloé. «Estoy desesperado y a la vez soy horriblemente feliz. Resulta muy agradable desear algo hasta ese punto».

El lector se entretiene con las excentricidades de sus protagonistas y Vian dibuja una preciosa historia de amor, siempre con un ácido y divertidísimo sentido del humor como telón de fondo. Usa ese sentido del humor para aligerar el tono dramático de la misma ya que esta novela, más que cualquier cosa, es un relato dramático de lo que supone perder a alguien ya sea por salud (en el caso de Chloé, que tiene un nenúfar en el pecho) o por adicción (en el caso de Chick, que se gasta todo su dinero en libros de Partre).

Y tenemos a dos personajes cuidadores, Alise y Colin, que se desviven por sus respectivas parejas y que al final, abiertamente cuestionan qué hubiera pasado si ellos se hubieran conocido antes y hubieran acabado juntos. Esa es la culminación desgarradora de un relato que, entre situaciones inverosímiles de lo más cómicas, no deja de ser un retrato de el poder del dinero, la obsesión y el amor incondicional.

Allí donde los ríos se arrojan al mar se forma una barra difícil de franquear y grandes remolinos coronados de espuma donde bailan los restos de los náufragos. Entre la noche que reinaba fuera y la lucecita de la lámpara los recuerdos fluían de la oscuridad, chocaban con la claridad y, ya sumergidos, ya a flote, mostraban sus vientres blancos y sus espaldas plateadas.

Bian sabe como romperte el espíritu mientras te hace reír y esa no es una hazaña menor. La espuma de los días tiene esencia de novela de verano, de amores imposibles o frustrados. En su aparente sensillez y ligereza hay una carga dramática que la convierte en mucho más que unos cuantos pasajes divertidos, quizá incluso sea, citando a otros, «la más desgarradora novela de amor contemporáneo».


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