Como urbanita de toda la vida, apenas he tenido nunca contacto con animales, sin contar perros o gatos. Aunque mis acciones tenían impacto en las vidas de otros seres vivos, nunca paré a pensar en ello hasta que empecé a formar mis propias opiniones sobre mi estilo de vida. Y aún así, seguía sin saber a ciencia cierta cómo ciertas acciones podían repercutir en los animales. Es difícil empatizar con un ser que, sabes que existe, pero con el que no tienes contacto alguno. Creo que parte de la motivación de Skolimowski es hacernos conectar con esos animales, y en este caso, con un burro. Y lo consigue de un modo espectacular.

En la película, conocemos a Eo, un burro de circo que se verá separado de su querida dueña y emprenderá un viaje por Europa, desde Polonia hasta Italia

Espectáculo técnico

Dirigida por el polaco Jerzy Skolimowski, EO tiene una calidad técnica soberbia, y una de las mejores fotografías que he visto nunca. Además de un espléndido uso de la música y del color, en específico del rojo. Estos dos aspectos juegan un papel fundamental, y le dan una personalidad al texto fílmico remarcable.


Denle un Óscar a ese asno

Destacar también la interpretación del burro. Sí, me habéis oído bien. Los asnos que usaron para interpretar a EO han sido capaces de generar más matices que multitud de intérpretes exitosos. Mientras veis la película entenderéis (o creeréis entender) lo que significa cada graznido, cada gesto, cada ladeo de cabeza.


Una historia simple pero efectiva

Sin haber escenas de enorme carga dramática, la película consigue emocionar. El guión no se pierde en melodramas baratos ni se recrea en las penurias de Eo. De hecho, los momentos de mayor tensión los genera Kolimowski no mediante el guión, sino a través de su música y de ese rojo vivo ya mencionado.

Con este guión aparentemente simple, y como ya he indicado al principio del artículo, Skolimowski te hace pensar. Te hace empatizar con los animales y escandalizarte por como los humanos los tratamos.


Conclusión

Os prometo que ver EO en la gran pantalla es una experiencia que os dejará boquiabiertos. Tener una pequeña puerta de acceso a la vida de Eo me hizo sentirme privilegiado. Podría haber visto al animal deambular por el mundo durante muchísimas horas más.

EO es una película necesaria en los tiempos que corren: nos apunta acertadamente a nosotros como responsables del sufrimiento de muchos animales. Su visionado hace relfexionar al espectador, hace que cuestione sus decisiones.

Sin duda es de lo mejor del año, quizá de la década.

Valoración

10/10



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