No sé si les sucederá a muchos de ustedes, pero a mi me cuesta entender el arte contemporáneo. Parece alejarse del valor estético (un esteticismo que no tiene porque ser vacuo y puede llevar a la reflexión) usualmente intrínseco en la disciplina, y centrarse más en ser vanguardista o provocador, de la forma más original posible. No lo critico y de hecho desearía poder entenderlo mejor, ya que de momento, en su mayoría me produce rechazo.

De Bellas Artes me esperaba un acercamiento al tema que sí, se riera de los tópicos clásicos (artistas ricos que denuncian injusticias por las que realmente no hacen nada, activistas climáticos que destrozan arte para hacer llamamientos, intentos de negar la historia o el valor del arte debido a los comportamientos conflictivos de sus creadores y un largo etcétera) pero que me acercara, como espectador, al valor real del arte. Antonio Dumas (interpretado por Óscar Martínez) es juez y verdugo de toda la ristra de personajes cliché del mundo del arte, y vemos el mundo a través de sus ojos, de forma cínica y vanidosa. Sin embargo, la serie en ningún momento ofrece un acercamiento real al mundo del arte, ni se acerca, pasa de largo haciendo chistes vacíos.

No critico ese acercamiento, pero lo único que podría darle sentido, para mí gusto, es que Antonio mostrara en algún momento pasión genuina por el arte. Si no solo parece un mundo vacío de espectáculo y vanidad, y ver una serie entera de un mundo así acaba generando fatiga.

Esto me genera conflicto y voy a intentar ejemplificar el porqué usando el ejemplo de otra industria llena de falsedad, vanidad y egotismo: la industria cinematográfica. Hay muchas películas, de tono similar, que critican la industria y sus particularidades. Sin ir más lejos, un ejemplo perfecto es Competencia Oficial, con el mismo Óscar Martínez haciendo prácticamente el mismo papel que en Bellas Artes y con dos de los creadores de la serie dirigiéndola. Esa mofa tiene más valor para mí porque se critica al medio en el que se está realizando el propio proyecto. Es una especie de falsa humildad, un acuerdo con el espectador en el que sabes que se están aprovechando de ti con sus críticas nada mordaces de la industria y tú te dejas seducir, porque supuestamente se están tirando piedras a su propio tejado y a quién no le gusta un buen espectáculo de autodestrucción.

Pero Bellas Artes critica una disciplina completamente diferente y nos ofrece un relato absolutamente superficial, desde la distancia que la mayoría de nosotros ya tenemos con el mundo del arte. Su protagonista resulta inaguantable, más que nada porque parece una extensión de las opiniones de sus creadores, que parecen tener muchas críticas sobre la industria y plantean preguntas pero no ofrecen ninguna respuesta. Es fácil tirar la piedra y esconder la mano, criticar el mundo del arte y su vanidad sin ofrecer ningún atisbo de el porqué de su valor. Y quizá uno argumente que ese no es el trabajo de la serie, cuya principal función es entretener, y yo responderé que quizá tengas razón. Solo puedo hablar de lo que yo le pedía a la serie y lo que no me ha dado, que no por ello quiere decir que la serie no tenga virtudes, siendo su humor la principal de ellas.

Esperaba que los interrogantes generados tuvieran más peso (¿cuál es el valor del arte?, ¿es lícito usar animales para su reproducción? ,¿debe el arte separarse del artista? ¿tiene que ser el arte igualitario?…) pero al final no son más que problemas a resolver para nuestro protagonista, que acaba encontrando formas ingeniosas de deshacerse de ellos. Y ya está. En mi opinión se queda en un producto olvidable, algo rancio, que si bien a veces te saca una risa, también te desespera. Te aleja del mundo del arte y parece hacer del cinismo su bandera, pero no ahonda, no pregunta nada realmente, ni mucho menos responde y, su mayor defecto, no emociona.


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