Siempre que les decía a mis hijas que se echasen una siesta les hacía el mismo comentario: «en esa media hora de siesta no os vais a perder nada. Ni España va a volver a ganar la Copa del Mundo ni los militares van a tomar el poder» No sabia hasta qué punto podía estar equivocado.
Sorpresas en política interna
Obviamente, la primera afirmación es cierta. Sin embargo, creo que ahora debería cambiar la segunda, por si acaso alguien decide que hay que poner orden en este mundo tan desorganizado. El día 11 de agosto me quedé de piedra al leer una noticia en El País. Donald Trump había decidido empezar con ello ordenando el despliegue de la Guardia Nacional en Washington DC. Pero no se contentaba con eso, además, tomaría el control de la policía local.
Esto, según sus propias palabras, es una decisión histórica. Aunque ya en primavera hizo lo mismo en Los Ángeles por considerar que las protestas contra las redadas antiinmigrantes estaban fuera de control. Conviene no olvidar un par de «detallitos» nimios y sin importancia: la capital de los EE.UU. tiene un estatus especial dentro de la Federación y además es uno de los feudos más importantes del partido demócrata.
La excusa esta vez es la alta tasa de criminalidad que hay en la ciudad. Como anunció en rueda de prensa, publicada parcialmente por el diario El Mundo, pretende, según palabras textuales «rescatar la capital del crimen, el derramamiento de sangre, el alboroto, la miseria […] La capital ha sido tomada por pandillas violentas y criminales sedientos de sangre, por turbas errantes de jóvenes salvajes, maníacos drogados y personas sin hogar».
A pesar de todo, las estadísticas lo desmienten ya que la tasa de criminalidad es la menor en los últimos 30 años. Según un informe del Departamento de Justicia publicado en enero, «los delitos violentos decrecieron en un 35% en 2024 con respecto al año anterior». O eso afirman en el artículo de El País.
La fiscal general de los EE.UU., Pamela Bondi, publicó en la red social X, el día 19 de agosto, que una semana después de comenzar la operación «habían detenido ya a 465 personas, habían requisado 68 armas, además de presentar numerosos cargos por homicidios, narcóticos y delitos cometidos con armas de fuego»

Fuente: red social X
La deriva autoritaria y la concentración de poder del presidente de los EE.UU. sigue su camino con paso firme. Ya hablamos de este tema en el artículo que publicamos en marzo titulado ¡Cuidado con los Idus de marzo!
Todo esto parecía impensable a finales de 2024, cuando Trump era tan solo un expresidente más que se presentaba a la reelección. Sin embargo, el alucinante asalto al Capitolio en aquel aparentemente lejano 6 de enero de 2021 debería habernos puesto en guardia. Más aún cuando —otro «detallito» sin importancia— el primer día de su nuevo mandato firmó un indulto para todos los participantes en aquel esperpento. Parece no molestarle mostrar su personalismo totalitario.
Incertidumbres y bandazos en política exterior
Mientras tanto, en política exterior, Trump sigue apostando por mostrar su liderazgo de hombre fuerte con una intervención directa y un personalismo totalitario.
Tan pronto anuncia la imposición o retirada de astronómicos aranceles como amenaza a Putin con sanciones si no llega a un acuerdo con Zelensky. Pero, al mismo tiempo, genera temor e incertidumbre. Tanto en la UE como en el gobierno ucraniano piensan que podría tratar de llegar a acuerdos con el Kremlin sin contar con Kiev. Y, sin embargo, pocos días después, anima a Ucrania a atacar a Rusia, como publica CNN en este artículo del 21 de agosto.
En cambio, paradojas de la vida, realiza declaraciones apoyando sin tapujos la limpieza étnica de Gaza para construir un megacomplejo turístico, como ya comentamos en nuestro artículo De Núremberg a Gaza: una proposición indecente. Ha realizado un ataque aéreo sobre Irán para destruir su poder nuclear. Permite el desenfrenado avance de la pesadilla israelí —como titulamos en un artículo anterior— en Gaza y Cisjordania. Y de oca a oca y tiro porque me toca.
Hay líderes a los que demoniza, en algunas ocasiones, como Putin. Mientras por otro lado, no reacciona cuando Benjamín Netanyahu airea definitivamente su objetivo mesiánico de cumplir con la «misión histórica y espiritual». Pretende crear el Gran Israel, como publicó The Times of Israel, entre otros muchos medios de comunicación. Así, podemos dejar, convenientemente, bajo el felpudo, las graves acusaciones de corrupción que se ciernen sobre la cabeza del israelí como una espada de Damocles.

Fuente: allisraelnews
En fin, parece que el más importante líder mundial, en algunos temas como el de Oriente Próximo, me hace más caso que mis hijas y… sí que se echa siestas, quizá demasiado largas. Mientras tanto, en otros, tiene una actividad tan inagotable como imprevisible. Es lo que tiene poseer mucho carisma y, sin duda, el tupé mejor cuidado del mundo.