Hace tiempo leí que se pueden llegar a tardar 10 años en tejer de forma artesanal una auténtica alfombra persa. Son quizá el segundo producto más conocido de Irán. Obviamente el primero es el petróleo, aunque recientemente también se aprecian mucho sus drones en el ejercito ruso. Un pueblo cuyos artesanos pueden tardar una década en hacer una alfombra es sin duda paciente y perseverante, algo fundamental en el panorama político y geoestratégico de la región. También se necesita gran habilidad y un sentido del perfeccionismo que ha llevado al país a altas cotas tecnológicas.

La historia y política de Irán es la de una gran potencia regional, les ha permitido desarrollar una resistencia enorme para aguantar la presión internacional y superarla. Irán vuelve a ser una nación poderosa y decisiva en la región. Tras la caída de Sadam Hussein, el país de los tejedores de alfombras se convirtió en el mayor enemigo de Israel y de los EEUU en Oriente Próximo.

Complejidad geográfica y étnica: su fortaleza y su debilidad

Irán se extiende más allá del Tigris y el Éufrates, al este de Mesopotamia. Es una gran meseta cercada por altas cordilleras, con picos que superan los 4000 m. de altura, y extensos desiertos. Al norte, muy cerca de la costa del Mar Caspio, a los pies de los impresionantes Montes Elburz, se encuentra Teherán. Su geografía lo ha convertido casi en un castillo inexpugnable, pero a la vez ha dificultado su expansión. Claramente ha marcado la historia y política de Irán durante siglos. Hoy en día parece que su única forma de proyección exterior es la de crear grupos de influencia en países más o menos afines. Desde luego, lo ha logrado en Siria, Omán o el Líbano, donde Hizbulá es su principal baza.

Irán tiene una compleja situación geográfica y etnográfica
Irán es una gran meseta rodeada de imponentes montañas que superan los 4000 metros de altitud. Domina la costa norte del Golfo Pérsico, si decidieran cerrarlo, el mundo se quedaría casi sin petróleo.
Fuente: mavink.com

Con unos 90 millones de habitantes, la población está lejos de ser étnicamente homogénea. La etnia principal es la persa, pero hay muchas otras: azeríes, kurdos, luros, turcomanos, balochis… Por ello, durante su historia se ha caracterizado por dotar de una más o menos amplia autonomía a los pueblos que lo habitan. Hoy en día esto parece lejos de ser una realidad.

Durante miles de años han dominado el suroeste de Asia. Fueron los grandes enemigos de la gran superpotencia occidental, el Imperio Romano. Más tarde fueron los otomanos los que tuvieron que enfrentarse con ellos. En la antigüedad llegó a extenderse formando un imperio fabuloso en extensión y en riquezas. Sus fronteras llegaban del Mediterráneo hasta la India. Por el norte el Caucaso fue su límite, allí Armenia siempre se vio forzada a elegir entre ellos y Roma.

Fue uno de los primeros territorios convertidos al Islam. Después de sus dificultades con los mongoles y tártaros en la Edad Media, llegaron unos siglos de aparente adormecimiento. Todo cambió en la historia y política de Irán con la derrota de Napoleón, Gran Bretaña y Rusia comenzaron a expandirse sin freno por Asia.

Una pieza intocable en El Gran Juego

Durante el s. XIX Persia tuvo que aprender a navegar en las tempestuosas aguas de las relaciones entre Rusia y Gran Bretaña. Empezaba El Gran Juego, la carrera enconada por las riquezas del centro de Asia. El imperio de los zares por un lado avanzaba hacia el este en su titánico esfuerzo de colonización de Siberia. Por otro lado, se expandía hacia el sur por las costas del mar Caspio, en el Cáucaso y Turquestán. Por su parte, los británicos afianzaban su dominio en la India y Paquistán tras la sangrienta represión de la revuelta de 1857. En su camino hacia el norte, se toparon con Afganistán, donde tras humillantes derrotas militares, consiguieron establecer un protectorado.

Irán, entre Rusia y Gran Bretaña, podría ser aplastado fácilmente.
«Como buenos amigos. El léon británico le dice al oso ruso: «Si no nos entendiéramos tan bien entre nosotros, estaría casi tentado de preguntarte qué estás haciendo con nuestro pequeño compañero de juegos»»
Caricatura publicada en 1907 en Punch, or The London Charivari

La siguiente piedra en el camino fue Persia que, hasta 1907, se vio envuelta en esa «guerra fría» entre las grandes potencias del momento. Se llegó al acuerdo de convertirlo en un estado tapón con lo que un conflicto directo sería mucho más difícil. Logró mantener su independencia dentro de unas fronteras que han permanecido estables desde entonces. A cambio, fue dividido en dos áreas de influencia claramente marcadas: al norte los rusos y al sur los británicos. Fuerzas externas demasiado poderosas que volvieron a marcar la historia y política de Irán.

En 1907 se firmó la Entente anglo-rusa, todos los conflictos asiáticos quedaban aparcados ante la posibilidad real del estallido de una guerra generalizada en Europa. Rusos y británicos se comprometían a respetar las esferas de influencia en Irán y definitivamente Afganistán quedaba bajo la influencia británica.

El odio eterno a EEUU: democracia, absolutismo y teocracia

A finales de enero de 1979 el Sha Reza Pahlavi abandonó Teherán en dirección a París. La versión oficial dice que para recibir tratamiento médico. Fue un exilio que duraría muy poco, falleció a penas un año y medio después. En realidad, el descontento del pueblo hizo que definitivamente el país se paralizase. Las protestas y las huelgas contra el Sha llevaban meses agitando el país. Pocas semanas después, volvió justamente del exilio francés el que se convertiría en líder supremo del nuevo Irán, el ayatola Ruholá Musavi Jomeiní. Irán se convertía en una República Islámica. Comenzaba una nueva etapa en la historia y política de Irán.

El ayatolá Jomeini regresa del exilio en 1979
Después de 15 largos años de exilio, el Ayatolá Jomeini volvió a su país como líder supremo y para hacer triunfar la Revolución Islámica. Jamás dejó de trabajar y conspirar para sustituir una monarquía absoluta por una dictadura teocrática.
Fuente: BBC

Solamente unos años antes, según afirma Robert Fisk en su estupendo libro La gran guerra por la civilización. La conquista de Oriente Próximo (Ed. Crítica), el Sha había recibido la discreta vista de Golda Meir, David Ben-Gurión y Moshe Dayan, entre otros líderes israelíes

¿Qué demonios había pasado para que un estado aparentemente tan estable y tan alejado del extremismo religioso cambiara tan radicalmente? Irán había recorrido en menos de 30 años el camino inverso a lo que se había visto en tantos países en los últimos siglos. Llegó a la democracia a principios de los años 50 pero no tardó en involucionar a una monarquía absoluta, para llegar finalmente a una dictadura teocrática.

La verdad es que toda esa estabilidad era una farsa muy bien urdida por los grandes poderes occidentales. Todo estaba basado en una cruel represión llevada a cabo por la SAVAK. La protección de las grandes potencias occidentales se volvió fundamental para el Sha. A cambio se les ofrecía unos enormes recursos naturales y la salvaguarda de su salida hacia la industria occidental por el Golfo Pérsico.

Dictadura, opresión y golpes de estado, el ciclo interminable

Todo comenzó con el estallido de la I Guerra Mundial. Los británicos ocuparon el país para asegurarse el control de sus reservas petrolíferas ante una posible invasión otomana. Cuando terminó la guerra, reconocieron su independencia, pero continuaron explotando sus recursos con el permiso del Sha Ahmad I. Se trataba de un joven al que algunos definen como demócrata e idealista. En cualquier caso era débil y se mostró incapaz de asegurar la integridad del país.

En 1921, el general Reza Savad-Koohi dio golpe de estado y en 1925 se depuso al sha, que estaba exiliado en París. Se estableció la dinastía Pahlavi y comenzó un periodo de reformas modernizadoras al estilo de Atatürc. La situación se complicó durante los años 30, el nuevo Sha mostró sus simpatías por los nazis. Aunque Irán se mantuvo neutral, en 1941 los británicos lo ocuparon nuevamente para proteger el corredor por el que proporcionaban material al aliado soviético. Esto forzó la abdicación de Reza en su hijo Mohammad Sha Pahlavi. Los británicos no dejaban de influir en la historia y la política de Irán.

El jóven Sha impulsó de nuevo las reformas políticas y económicas modernizadoras, hasta que en 1951 Mohammad Mosaddeq ganó las elecciones a primer ministro. Empezó un periodo de rápidas nacionalizaciones con la denuncia del tratado firmado con los británicos en 1933 y la nacionalización de la Anglo-Persian Oil Company. Era un desastre para los británicos que reaccionaron amenazando con estrangular la economía iraní. El MI6 junto con la recién nacida CIA decidieron orquestar un golpe de estado (Operación Ajax) con el acuerdo del Sha. Mosaddeq fue destituido en 1953 lo que dio como resultado grandes protestas populares, que fueron controladas a sangre y fuego.

El Sha comenzó a reinar entonces como monarca absoluto, amparado por los EEUU, con un régimen sanguinario en el que la corrupción lo inundaba todo. En 1963 comenzó la llamada Revolución Blanca, intentaba modernizar el país, pero no solo fracasó sino que volvió al clero aún más en su contra.

El Sha con su familia en toda su magnificencia
Cuando fue depuesto, el Sha llevaba 37 años reinando en Irán, con todo el lujo y la corrupción que ello implicaba. La dictadura teocrática lleva casi medio siglo oprimiendo al pueblo iraní. El ciclo parece interminable
Fuente: timenote.info

Es en este ambiente en el que comienza a destacar un joven destinado a marcar la historia y política de Irán: el ayatolá Jomeini. Se hizo popular muy rápidamente por sus proclamas manifestando su descontento con el Sha y la influencia occidental. Tanto que en 1964 se le obligó a marchar al exilio, primero a Iraq y más tarde a París, donde continuó socavando el régimen.

En el año 1971 llegó el punto culminante de su reinado, decidió celebrar el 2500 aniversario de la monarquía persa. Se organizaron unos fastos realmente increíbles, como lo define la BBC en uno de sus artículos «la fiesta más extravagante de la historia moderna». Fue para muchos el principio del fin de su largo reinado.

Con la crisis económica de 1977 Jomeini comenzó a enviar sus proclamas en cintas de casete que inundaron el país a pesar de la censura. Las protestas continuaron aumentando durante 1978 hasta que en septiembre se produjo una matanza. A partir de aquel momento la suerte estaba echada, las huelgas generales masivas hicieron que el Sha terminase saliendo del país en enero de 1979. En febrero Jomeini regresó y se convirtió en el nuevo jefe del estado. Mediante un referéndum se estableció la República con una constitución islámica. Había triunfado la revolución.

Desde entonces, Irán ha sido una espina clavada en el costado de EEUU y es el peor enemigo de sus aliados, Israel y Arabia Saudí. Empujaron a Sadam Husein a una guerra larga y cruenta contra Irán. Tras 8 interminables años no se logró nada más que medio millón de muertos por cada bando. Luego se intentó su aislamiento con la ocupación de Afganistán e Irak. Ahora Irán tiene presencia internacional en Siria, el Líbano, Oman… Está en condiciones de lanzar ataques muy serios contra los intereses americanos en la zona, como ha demostrado recientemente atacando Israel.

La triste realidad actual: teocracia y represión contra la mujer

Lo que Jomeini trajo a Irán no es mucho mejor que lo que quitó de en medio. Una sanguinaria dictadura secular dio paso a una dictadura teocrática que sigue marcando la historia y política de Irán. Las minorías religiosas y las mujeres se encuentran claramente oprimidos, convertidos en casi todos los aspectos de la vida en ciudadanos prácticamente sin derechos.

Puede parecer extraño pero las mujeres iraníes no solo pueden conducir sino que es común encontrarlas como taxistas en Teherán. Sin embargo, están obligadas siempre a cubrir sus cabellos con el Hiyab. En 1997 dejó de sancionarse con los preceptivos 74 latigazos el mal uso de esa prenda, pasaron a recibir solamente una advertencia en comisaría. En 2014 fueron casi 3 millones las mujeres amonestadas y más de 200.000 a las que obligaron a firmar escritos comprometiéndose a no violar en el futuro el código de uso del hiyab.

Sin embargo, en 2023 la situación dio un giro dramático. El régimen anunció el retorno de las patrullas de la «policía de la moral». Pero eso no es nada, se han aprobado por ley castigos de hasta 10 años de cárcel para aquellas personas que no respeten el estricto código de vestimenta, según publica CNN. Según el mismo artículo, se llevan a cabo otros tipo de castigos para las infractoras impuestos por los tribunales como limpieza de cadáveres en morgues o sesiones de orientación por comportamiento antisocial entre otros.

La mujer vale la mitad que un hombre, literalmente en muchos casos y sin embargo tiene garantizado el derecho a asistir a la universidad, el 60% de los estudiantes son mujeres. Aunque hay que tener en cuenta que, como publica BBC en un artículo, en 2012 se restringió su acceso a más de 80 carreras.

El deporte no es ajeno a esta situación, las mujeres tienen absolutamente prohibido el acceso a presenciar competiciones masculinas. El 20 de junio de 2014, la ciudadana británica de origen iraní Ghoncheh Ghavami fue acusada de hacer propaganda contra el estado y encarcelada. El delito que cometió fue querer asistir a un partido de voleibol masculino. Pasó más de 100 días en prisión sin poder ver a su abogado. Fue definitivamente liberada el 23 de noviembre.

Episodios de este tipo se repiten cada vez con más frecuencia, con jóvenes mujeres como protagonistas. La respuesta siempre es la misma, dura represión, encarcelamiento y violencia que en no pocos casos tienen un final fatal. En 2022 la joven Mahsa Jhina Amini fue detenida por llevar mal puesto el hiyab, pocos días después apareció muerta. Se produjeron protestas multitudinarias que dieron la vuelta al mundo. El último caso se dio hace solo unos días (a principios de noviembre de 2024) en el que una joven se desnudó frente a la universidad de Teherán, obviamente fue detenida. ¿Qué será de ella?

Entre la evolución y el estatismo: una dicotomía insalvable

Las enormes contradicciones sociales y culturales marcan claramente la historia y política de Irán. Mientras busca ser autosuficiente tecnológicamente, se encuentra sumido en el inmovilismo social y cultural que marca la dictadura teocrática de la Revolución Islámica. Se trata de una potencia que aspira a ser el árbitro en Oriente Próximo, gracias a sus avances en tecnología militar, nuclear y médica, pero a su vez está hasta cierto punto aislado del resto del mundo musulmán.

Tampoco muestra una imagen demasiado estable en cuanto a política interna pues cada vez más frecuentemente se observan fuertes protestas. La población más joven se muestra cada vez más abiertamente en contra del inmovilismo del régimen y las mujeres son la punta de lanza. Sin embargo, la respuesta es siempre la misma: la represión que, junto a la dureza de la policía de la moral, hace recordar el periodo más oscuro de la monarquía del Sha. ¿Podríamos ver en poco movimientos sociales que hagan caer a la dictadura teocrática? Es muy posible, la historia y política de Irán parece un círculo vicioso, pero solo el tiempo nos lo dirá.

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