Fui a ver Más que nunca (Plus que jamais) sin tener ni idea de a lo que iba. Este procedimiento no es extraño para mí, pues tengo una red de seguridad que es mi cine favorito. Un pequeño pero elegante rincón de la ciudad en el que se proyectan películas de corte alternativo, independiente e internacional. No recuerdo ninguna vez en las que haya ido a ver una película allí y haya salido decepcionado. Más allá de que los largometrajes me hayan parecido mejor o peor, lo que más me interesa es cómo me hacen sentir y si me hacen pensar. Si en el camino de vuelta a casa la película me va a seguir acompañando en mi cabeza. Y su selección siempre cumple ese objetivo.

Precisamente por ello me aventuré a entrar al mundo creado por Emily Atef sin reparo alguno. Y como siempre, buscando cobre encontré oro. Plus que jamais me hizo conectar con sus protagonistas, empatizar con ellos: sufrir y sonreír cuando ellos lo hacían. ¿Qué más se puede pedir?

Tenéis que verla ahora «más que nunca»

Dirigida por la germano-francesa-iraní Emily Atef, la película gira en torno a Hélène (Vicky Krieps), una luxemburguesa que vive en Burdeos con su marido Matthieu (Gaspard Ulliel). Hélène tiene una enfermedad inusual en los pulmones, lo que supone que probablemente vaya a morir. En el primer tercio del film vemos a nuestra protagonista lidiando con esta situación, y su manera de hacerlo es alejándose del mundo. Su marido está desesperado por pasar más tiempo con ella, y ella sin embargo cree que necesita espacio. Es esto lo que la empuja a irse a Noruega, dónde el personaje interpretado por Bjørn Floberg, un hombre de edad avanzada cuyo cáncer parece haber remitido, la acoge en su casa situada en los Fiordos.

Plus que jamais se centra en el proceso transformativo de nuestra protagonista. De cómo su viaje a Noruega, la ayuda a aceptar su mortalidad, a estar conforme con ella. Vemos cómo pese a sentirse más enferma, también consigue estar más en paz. Todo esto con los fiordos de fondo, cuyo paisaje quita el aliento.

La película no se recrea en sí misma de un modo melodramático. Su éxito radica en su sencillez. De hecho, la mayor carga dramática no proviene de su enfermedad en sí, sino de cómo su marido lidia con ella. A medida que Hélène se va adaptando a su nueva mentalidad, Matthieu se convence a sí mismo de que Hélène se está rindiendo. «Eres tú la que se está muriendo», dice Mister, el personaje interpretado por Floberg, cuando Hélène le pregunta si cree que está haciendo lo correcto. Esto lleva a escenas en las que la frustración del personaje de Matthieu se hace patente con una interpretación soberbia de Ulliel. El momento en el que le pega un puñetazo a Mister, por ejemplo. Mi primera reacción fue taparme la boca con la mano. Me resultó muy inesperada y tremendamente bien ejecutada.

Su éxito radica en su sencillez

Gaspard Ulliel y su obra póstuma

Si aún no os he convencido para que la veáis, cabe recordar que esta es la última película que rodó Ulliel antes de morir en un trágico accidente. Qué mejor manera de despedirse de uno de los actores franceses más carismáticos de los últimos tiempos.

Conclusión

Plus que jamais funciona muy bien. Por su sutil pero eficaz guión. Por Noruega y sus fiordos (si esto no te parece suficiente motivo te invito a que veas la película. Te darán ganas de dejarlo todo e irte al norte de Europa). Por una Vicky Krieps que consigue generar matices y sentimientos encontrados con su personaje, por un Bjørn Floberg que cumple con nota y un Gaspar Ulliel desgarrador.

¿Los Fiordos no te parecen suficiente motivo para ver la película?