La ciudad de Lucca es pequeña y muy coqueta, una de las joyas menos conocidas de la Toscana. No es que sea poco valorada o que esté fuera de las hojas de ruta de las hordas de turistas sedientos de selfis que pueblan las calles de Italia durante todo el año. Simplemente vive a la sombra de San Gimignano, Siena, Pisa o la inigualable Florencia. Ocupa un lugar especial en mi memoria, por el espresso, la arquitectura y por una punzada en el corazón.