Cómo se corrompe una ciudad.

Las cantarinas aguas del Pegnitz hicieron de Núremberg una ciudad bien comunicada y favorecieron el comercio con los territorios del centro de Europa. También la Goldene Straße contribuyó a ello desde el s. XVI, una vía que llegaba hasta la espléndida Praga. En aquellos días era una de las ciudades más florecientes del centro de Europa. Hoy en día sigue siendo una próspera y bonita ciudad bávara. Su arquitectura, como el puente del verdugo, la Nassauer Haus, sus murallas, la torre Laufer… atrae a turistas de toda Europa. Su famosísimo mercado navideño llena sus calles cada invierno de luces, villancicos y de un delicioso aroma a vino caliente con especias.

Sin embargo, tiene también otro tipo de arquitectura que recuerda momentos mucho más oscuros que el rico legado mercantil medieval, como la Tribuna Zeppelin o el Kongresshalle. Estas construcciones llevaron a la ciudad a miles de personas interesadas en cosas bien distintas a las de los turistas actuales o los mercaderes medievales.

Núremberg se convirtió en lugar predilecto para las grandes celebraciones de la Alemania Nazi. En los años 30 se reunían allí cientos de miles de personas y se realizaban enormes desfiles militares.
Núremberg se convirtió en lugar predilecto para las grandes celebraciones de la Alemania Nazi. En los años 30 se reunían allí cientos de miles de personas y se realizaban enormes desfiles militares.
Fuente: independent.co.uk

Los Nazis la hicieron centro de sus celebraciones y grandes reuniones. Se había convertido en el centro geográfico del III Reich y había hospedado en el pasado muchas de las Dietas imperiales. Aquí se dictaron las leyes raciales que en 1935 institucionalizaron la persecución de los judíos.

«El mayor peligro no es el fanatismo, sino la indiferencia y la normalización del horror.»

Hanna Ardnt

¿En busca de la justicia?

La guerra fue demoledora esta bella ciudad. Dicen que fue la segunda con mayor destrucción de toda Alemania. Y fue aquí, por su gran importancia propagandística, porque su palacio de justicia estaba intacto y tenía una enorme prisión anexa, donde los Aliados decidieron llevar a cabo los famosos juicios contra 24 de los jerarcas nazis más famosos. Sí, solamente fueron 24, y únicamente 21 comparecieron ante el tribunal entre 1945 y 1946. Hubo doce condenados a muerte, 3 cadenas perpetuas, cuatro condenas a prisión de entre 10 y 20 años y 3 absoluciones.

Poco más tarde, entre 1946 y 1949 se llevaron a cabo doce juicios secundarios. En ellos se juzgó y condenó a médicos, jueces, empresarios, oficiales de las SS y otros colaboradores del régimen. En total, más de 200 personas.

La hermosa ciudad de Núremberg fue destruida de forma inmisericorde por los bombardeos de las tropas aliadas. En 1945 fue asignada al sector americano, que ocupaba, entre otras zonas, Baviera.
Fuente: elcorreo.com

El partido Nazi había estado más de 10 años en el poder en Alemania, había desatado la guerra más destructiva de la Historia de Europa, llevándola a África al Mar Mediterráneo, al Océano Atlántico. Después de haber masacrado a parte de la población de Europa oriental y central, incluyendo varios millones de judíos, gitanos… se juzgó a menos de 300 personas. Mientras tanto muchos jerarcas huyeron a Sudamérica o a España (es muy recomendable la novela de Frederick Forsyth sobre este tema El expediente Odessa). Muchos otros, menos poderosos, se hicieron invisibles entre la población alemana o incluso fueron reclutados por los EEUU (y por la URSS).

En 1963, Hannah Arendt escribió Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal. Esta obra trata sobre el juicio contra Adolf Eichmann (1961), uno de los altos funcionario nazis responsables de la Solución Final. Reflexiona sobre el hecho de que no solamente sádicos pueden cometer actos monstruosos contra la humanidad, sino también individuos normales y corrientes, sin pensamiento crítico y que obedecen ciegamente a sus jefes y líderes. Citando sus palabras: “El mal no siempre tiene rostro de demonio; a veces, es el rostro anodino de un burócrata eficiente.” La película titulada Hannah Arendt, estrenada en 2013, es muy recomendable.

¿Comparaciones odiosas? La obscenidad lleva traje y tupé

La verdad es que la Solución Final fue eso precisamente, una solución final a un problema al que los nazis habían buscado soluciones alternativas. Habían barajado varios planes de deportación. En primer lugar, la posibilidad de enviar a los judíos a Madagascar. Tras la caída de Francia, parecía una opción interesante, el mismo Adolf Eichmann lo propuso, pero fracasó. También se planteó la opción de enviarlos a Palestina. Incluso hubo correspondencia con Stalin en enero de 1940, como afirma Timothy Snyder, para enviarlos al extremo oriente de Siberia. Los soviéticos habían creado la zona de asentamiento judío de Birobizhan, pero Stalin no aceptó la oferta (Bloodlands. Europe between Hitler and Stalin, ed. Vintage Books, Londres, 2011; pág. 144). Los nazis querían limpiar el centro de Europa de judíos pero como no pudieron expulsarlos se ideó algo mucho más escalofriante y macabro.

A principios de febrero, nos hemos encontrado con una noticia que considero de lo más inquietante. Como publica The Washington Post en su artículo del 4 de febrero de 2025, el nuevo presidente de los EEUU, Donald Trump, en su reunión, Benjamín Netanyahu, proponía hacerse cargo de la Franja de Gaza para vaciarla de población gazatí. Sus dos millones de habitantes serían repartidos entre Egipto y Jordania. En esos países se les proporcionaría un lugar estable y pacífico donde vivir y a sus gobiernos una lluvia de millones. La población expulsada no tendría derecho a volver a Gaza que se convertiría en una nueva Riviera mediterránea. Uno de los mayores pelotazos inmobiliarios de la Historia. Mientras tanto, la pesadilla israelí golpea incesantemente a los refugiados palestinos, tratando de destruir no solo sus casas sino también sus esperanzas.

La Franja de Gaza, diminuto enclave hogar de más de 2 millones de personas, ha sido sistemáticamente destruido durante el último año y medio por bombardeos continuados de las fuerzas armadas israelíes.
La Franja de Gaza, diminuto enclave hogar de más de 2 millones de personas, ha sido sistemáticamente destruido durante el último año y medio por bombardeos continuados de las fuerzas armadas israelíes.
Fuente: aristeguinoticias.com

El presidente de los EEUU afirma que los gazatíes viven en Gaza porque no tienen otra opción. Sin embargo parece obvio que esto no es así y que la población tiene realmente intención de permanecer, defender y reconstruir La Franja de Gaza.

En los territorios al este del río Jordán, ya hay más de 2 millones de refugiados palestinos a los que ha otorgado la nacionalidad jordana. Ningún otro país lo ha hecho. Por otro lado, Egipto, se ha negado sistemáticamente a recibir refugiados provenientes de la Franja de Gaza. Pero ¿qué razones esgrimen para ello? En primer lugar la de prevenir un exilio permanente de los palestinos. Además, admitir a una gran cantidad de refugiados podría poner en peligro la estabilidad económica de un país que parece sufrir una crisis económica permanente. Por otro lado, hay un gran temor al aumento de la inestabilidad política y de su seguridad ya que desde Gaza podrían entrar numerosos elementos islamistas radicales, empezando por los integrantes de Hamas. A todo esto hay que añadir que Egipto depende ampliamente de la ayuda militar de los EEUU.

La historia se repite

En esta situación si se llevase a cabo una operación de estas características ¿Qué harían los miembros del ejército de los EEUU? ¿Se rebelarían o acatarían las órdenes de sus superiores? Desde mi punto de vista si obedecieran a su Comandante en Jefe, el presidente de los EEUU, se convertirían en cómplices de la limpieza étnica más deplorable de historia reciente. Lo que no fue válido para los jerarcas nazis, que cometieron sus crímenes siguiendo órdenes de sus superiores ¿lo sería para los oficiales del ejército de los EEUU? Ya sabemos lo que piensan en aquel país sobre el Tribunal Internacional de la Haya, que no reconoce desde su intervención en Nicaragua en 1984.

Este escenario podría contribuir también a cubrir los más que posibles crímenes de guerra y contra la humanidad que puedan estar llevándose a cabo por las tropas israelíes. Gaza ha pasado más de 15 meses de bombardeo y destrucción sistemática.

El camino que va de Núremberg a Gaza es tortuoso y macabro ¿Qué es realmente lo que nos enseñaron aquellos juicios? ¿Que la justicia la imparten a placer los vencedores sobre los vencidos? Debería haberse grabado a fuego en nuestras mentes que la obediencia ciega de las órdenes no exime de responsabilidad.

Parece que, nuevamente, estamos en momentos en los que se banaliza el sufrimiento de millones de personas y se plantean políticas obscenas que atentan contra poblaciones enteras. La Comunidad Internacional no puede apartar la mirada. Es precisamente ahora cuando la Historia se vuelve realmente importante. La Historia debe mostrarnos que no es un simple relato sin consecuencias. Si permitimos que vuelvan a suceder hechos como estos será porque así lo hemos decidido, no por ignorancia. Como dijo Hanna Ardnt, «el mayor peligro no es el fanatismo, sino la indiferencia y la normalización del horror.»

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