Sabíamos que no siempre podríamos viajar, así que durante un tiempo decidimos hacer un gran viaje por año. Oriente Próximo y Siria era un destino muy apetecible. En aquella época todo parecía en calma. Ciudades como Alepo, pero sobre todo Damasco, despertaban en mi imaginación aquellas historias de las de las Mil y una noches.

La que fuera capital del Califato Omeya era una ciudad que tenía fama de ser grandiosa, interesante y digna de visitarse. Además, estaban las impresionantes ruinas de Palmira, donde la legendaria reina Zenobia construyó un imperio que resistió años a los romanos. El fabuloso Crac de los Caballeros, herencia de los cruzados, era otra de las joyas del viaje. Sin olvidarnos de sus hermosas playas mediterráneas donde relajarse disfrutando de la caricia del sol, el sonido de las olas y el aroma marino. Por otro lado, siempre habíamos soñado con disfrutar de alguna noche bajo el limpio y estrellado cielo del desierto, aproximarnos a ver el río Éufrates y sentir el pellizco de la cultura de los beduinos. Sin embargo, todos estos proyectos y planes viajeros se desmoronaron cuando, a comienzos del año 2011, estalló la guerra civil que acabaría con la caída de Bashar al-Asad

Después de muchos años adormecidas, las portadas se vuelven a inundar de Siria. El maremágnum de información es gigantesco. ¿Es posible hacer un pequeño resumen para tener las cosas un poco más claras? esa es mi intención.

Dictadura y guerra civil

Llevaba once años en el poder y había sucedido a su padre, Háfez al-Asad, que había estado veintinueve años. Se trataba de una una república gobernada por el partido Baaz, que defendía un sistema de gobierno secular y socialista. Durante la Guerra Fría todo parecía tranquilo y bajo control. Así las cosas, tras la muerte del patriarca en 2000, Bashar accedió al gobierno. Inicialmente apareció a los ojos de Occidente como un joven con intenciones reformistas, lo que dio lugar a la conocida como Primavera de Damasco. Pero pronto estas expectativas se vieron desmentidas y defraudadas a sangre y fuego. Casi nada más comenzar a gobernar, vio como el gobierno baazista era derrocado en Irak por las fuerzas occidentales. Aunque ambos regímenes tenían muchas rivalidades entre sí, era un aviso para navegantes que Damasco no se podía permitir ignorar, la caída de Bashar al-Asad podría no estar tan lejos.

El joven mandatario sirio tuvo que aprender a nadar entre aguas infestadas de tiburones. Cuando en 2001 comenzó la invasión de Afganistán por los americanos, el régimen sirio la condenó. Se convirtió en un apoyo constante para Hizbulá y continuó su beligerancia con Israel en defensa de los refugiados palestinos. Sin embargo, por otro lado, se convirtió en un auxiliar muy útil de los americanos en su lucha contra el islamismo radical, colaborando en numerosas ocasiones con la CIA, utilizando sus cárceles para trasladar a sospechosos de terrorismo islámico hacia terceros países.

Siria también tenía una enorme influencia sobre la política libanesa, de hecho el país estaba ocupado por tropas sirias desde el año 1976. La conocida como «Revolución de los cedros» obligó a la retirada total en 2005, tras el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri, muy crítico con Damasco. Las investigaciones llevadas a cabo por la ONU llevaron a la conclusión de que fue cometido por elementos cercanos a Hizbulá, gran aliado de Siria en la zona.

En 2007 fue reelegido como presidente de la República en un referéndum donde obtuvo más del 97% de los votos favorables, pero hay que tener en cuenta que la oposición no estaba permitida. El régimen daba nuevamente una imagen estable, mientras mantenía impecablemente el control con puño de hierro, las cárceles llenas y un reguero de sangre que parecía no tener fin. Todo ello sustentado con la ayuda iraní.

Corría el año 2010 cuando comenzó un terremoto que llegaba para acabar con la estabilidad en el mundo árabe y sembrarlo de cadáveres, la Primavera Árabe fue un auténtico tsunami. La mecha se prendió el 17 de diciembre en Túnez y se extendió rápidamente desde Marruecos hasta Siria. Millones de personas estaba cansadas de soportar dictaduras eternas, de la desigualdad, de la precariedad, de la corrupción. Todo ello convenientemente atizado desde Occidente. Fue así como, en 2011, comenzaron las protestas en Siria. La represión brutal desataría la guerra civil que terminaría con la caída de Bashar al-Asad.

El escenario que surgió a continuación resultó de una complejidad enorme. Multitud de bandos se enfrentaron entre sí por obtener su parte del territorio sirio. El Estado Islámico aprovechó el caos para introducirse en el país en 2013, a través de Irak. En el norte los Kurdos lograron establecer una zona de gobierno autónomo, el Rojava, basada en el confederalismo democrático, tratan de crear una nueva sociedad, donde la mujer juega un papel clave.

La oposición siria siempre ha sido muy heterogénea y diversa. Su fuerza principal inicialmente fue el llamado Ejército Libre Sirio, apoyado de forma intermitente por Turquía (cuyas tropas atravesaron la frontera y ocuparon partes del norte del país) y los EEUU. Mientras, el apoyo de Irán desde 2013 evitaba la caída de Bashar al-Asad. Rusia comenzó a intervenir en 2015, lo que permitió estabilizar la situación y cambiar la dinámica de la guerra de una forma mucho más positiva para el régimen de Damasco.

Intervención, apoyos e intereses

A mediados de noviembre se daba por cierta la victoria de Al Ashad. Pero, ¿cuál no sería mi sorpresa cuando el día 8 de diciembre desayunaba con la notica de que el líder sirio había dejado precipitadamente Damasco en un avión rumbo a Moscú? Una ofensiva relámpago de la coalición encabezada por Al Jolani, uno de los líderes del grupo islamista Organización de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al-Sham o HTS), alcanzó en 11 días la capital. La caída de Bashar al-Asad por fin había llegado.

Pero ¿quién controla Siria?
Fuente: BBC
Pero ¿quién controla Siria?
Fuente: BBC

Cuando lo comentaba con un amigo, me dijo «¿por qué debería importarnos esta noticia? ¿En qué nos afecta?» Esto me sorprendió enormemente pues, en mi opinión, el final de una guerra siempre es positivo ¿no? especialmente ahora, que se acerca la Navidad. Pero, de verdad ¿Cómo puede afectarnos esto? ¿Es verdaderamente tan importante la caída de Bashar al Asad?

Irán y Rusia ¿pierden? y los EEUU ¿gana?

Su derrota y huida supone un duro golpe para Irán y Hizbulá, sus principales aliados. El régimen de los ayatolás pierde uno de sus únicos aliados, un apoyo fundamental que le permitía salir de su aislamiento. Ahora no dispone realmente de ningún Estado amigo en la zona. ¿Cómo reaccionará?

Para Rusia puede ser demoledor, llevan casi una década apoyando al dictador caído. Lo han perdido todo en Siria. Sin duda hará mucho daño a su credibilidad en términos militares y de inteligencia pues no han podido prever un final tan abrupto. En realidad, creo que muy pocos lo podrían haber hecho. Es muy posible que pierdan sus piezas clave en el tablero geoestratégico: la base naval de Tartús y la aérea de Khmeimim, situada en la ciudad costera de Latakia. Disponía de ellas desde 2012 y 2015 respectivamente gracias a un tratado firmado con el gobierno de Al Asad e invirtieron cantidades enormes de dinero. ¿Puede esto suponer un cambio en el escenario ucraniano? es muy probable que sí. Por el momento, según publica el diario El Tiempo, las fuerzas rusas en Siria serán evacuadas con la ayuda de Turquía.

En 2005 comenzaron las negociaciones entre Moscú y Damasco, años después se materializaban en la creación de una base aérea rusa en la costa siria
Fuente: eltiempo.com
En 2005 comenzaron las negociaciones entre Moscú y Damasco, años después se materializaban en la creación de una base aérea rusa en la costa siria
Fuente: eltiempo.com

Parece claro que todo lo que ocurre en Siria es importantísimo para los EEUU y ocurre en un momento muy conveniente, con la retirada de la administración Biden, la zona perderá peso en su política exterior. ¿Se han comportado como meros observadores? Quizá no del todo. Entrar en esta guerra civil no era una opción pues podría haber causado un conflicto directo con Irán, pero la CIA siempre está presente. Seguramente el próximo hombre fuerte del país será alguien más cercano a los estadounidenses.

Turquía es la gran triunfadora, Israel ¿también?

Turquía parece, por el momento, la gran ganadora. Incrementará su influencia en la zona. Con uno de los mayores ejércitos del mundo, este miembro de la OTAN es fundamental en la política regional. De la mano de su líder, Recep Tayyip Erdoğan, está intentando recuperar parte de su influencia en las antiguas posesiones otomanas y mostrarse como una potencia regional con capacidad decisoria real. Lo ha mostrado ya mediando entre Rusia y Ucrania, pero también ejerciendo de policía fronterizo de la UE. Según la Comisión Europea, más de 3 millones y medio de refugiados sirios viven en Turquía, 240.000 de ellos en campos de refugiados. Más de 11 millones de sirios han huido del país, muchos intentan volver.

Además, las tropas turcas han atravesado la frontera y han ocupado ciertos territorios colindantes con la zona kurda, tan delicada para Ankara. ¿Intentarán tomar el Kurdistán sirio por la fuerza?

Por otro lado, parece que este fulgurante movimiento de las tropas rebeldes, que han tomado el poder tras solo 11 días de ofensiva, podría llevar la firma de los servicios de inteligencia turcos. Durante años los turcos habrían entrenado, financiado y pertrechado grupos islamistas moderados, no vinculados al Estado Islámico. El Hayat Tahrir al-Shamse se lanzó contra Damasco en el momento idóneo pero ¿ha sido un éxito inesperado? Después de este triunfo ¿seguirá el HTS bajo la tutela turca o se separará de ella?

Israel puede ser otro de los grandes beneficiados. El arsenal sirio ha sido eliminado, ha comenzado los bombardeos en zonas del sur de Siria y su ejército podría avanzar para tomar ciertas áreas del suroeste, la cuenca hidrográfica del Jordán. La nueva situación puede dar lugar a que se relaje un tanto la beligerancia entre ambos países. También se verá beneficiado por el hecho de que, seguramente, el nuevo régimen dejará de apoyar a Hizbulá de una manera tan abierta y puede que se aparte de la tutela Iraní. Quizá esto sea el comienzo del final de la guerra en el Líbano.

La zona del sur de Siria que abarca la cuenca del Jordán es un área muy golosa para Israel, un país de una gran aridez, por sus recursos hídricos. Los Altos del Golán se quedan pequeños.
fuente:https://www.ynetespanol.com/actualidad/sociedad-informacion-general/article/rkq4we2aq
Los Altos del Golán se quedan pequeños. Amplias zonas del sur de Siria que abarcan la cuenca del Jordán son áreas muy golosas para Israel, un país casi desértico, por sus recursos hídricos.
Fuente: www.ynetespanol.com

Miremos el espejo: las Primaveras Árabes

Después de una larguísima guerra civil de 13 años hay que reconstruir el país física y moralmente. Se respiran entusiasmo e incertidumbre a partes iguales. El final de la guerra y la caída de Bashar al-Asad deja un país muy empobrecido, con una población muy dividida. El futuro se presenta incierto desde cualquier punto de vista, la estabilidad está muy lejos. Curar las heridas causadas por 13 años de guerra llevará generaciones.

Desde luego, los ejemplos que tenemos en los demás países que participaron en las Primaveras Árabes podrían darnos pistas suficientes para ver por donde marcharán los siguientes acontecimientos que no parecen muy halagüeños. En todos ellos, tras derrocar a las dictaduras, estalló una guerra civil o se instauró nuevamente un régimen autoritario. Por un lado, suelen aparecer los sectores islamistas de la oposición, que promueven la implantación de un estado islámico regido por la sharía. Por otro, los sectores seculares, que pretenden la instauración de democracias civiles.

Túnez y Egipto son paradigmáticos pues en ambos casos los militares vieron cómo se ponían en peligro las bases económicas del Estado y acabaron tomando el poder. En los casos de Libia y Yemen lo que nos encontramos es que las milicias rivales comenzaron enfrentamientos que derivaron en la guerras civiles y en la división de ambos países. En el conflicto yemení los países del entorno han tenido una gran participación, como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Irán.

El caso sirio también ha visto una gran presencia extranjera, lo que nos lleva a pensar que todos esos actores seguirán interviniendo para intentar mantener su poder en la zona. Tanto los EEUU como Rusia, Turquía, los países del Golfo e Irán han apostado mucho en Siria y no renunciarán fácilmente a su influencia.

Lo único que sabemos con certeza es que el tablero en Oriente Próximo ha sufrido un fuerte golpe en los últimos días. Las piezas desparramadas han de colocarse nuevamente. Veremos cómo actúa el nuevo gobierno interino que preside Mohamed Al Bashir. Ahora, tras la caída de Bashar al-Asad toca terminar definitivamente con los últimos combates y lo más difícil, construir la paz tan ansiada por todos. ¿Podrán ponerse de acuerdo las diferentes facciones opositoras vencedoras? Lo único de lo que podemos estar seguros, conociendo cómo es la historia de Oriente Próximo, es que será un proceso complejo y largo que llevará generaciones. Como dicen en Marruecos, la prisa mata, y desde luego los árabes tienen fama de ser gente paciente.

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