Tabla de contenidos
- ¿Héroes modernos?
- Los orígenes olímpicos
- El mundo romano
- Juegos Olímpicos Modernos
- Los Juegos Paralímpicos
- Luces y sombras olímpicas
- Lecciones olímpicas
¿Héroes modernos?
En la calurosa noche del 14 de julio de 2024 se esperaba que la Francia de Mbappé celebrara su fiesta nacional con un nuevo título. Sin embargo, no fue así, había caído en semifinales ante España. Y fue la Roja la que se proclamó campeona de Europa tras una final de infarto. En su camino a la gloria, todos los campeones del mundo en liza mordieron el polvo en vibrantes partidos. Italia, la campeona vigente; Alemania, la anfitriona; Francia, que venía como mejor equipo e Inglaterra, la considerada por muchos como la gran favorita.
Ninguna otra selección hasta la fecha había ganado 7 partidos en una Eurocopa (todos los que disputó), por fin se superaba el registro goleador de la Francia campeona en 1984 con los 15 tantos de España. Sin duda había logrado el más difícil todavía. España volvía a lo más alto después de 12 años de sequía y de resultados mediocres, sazonados con algún éxito. Miles y miles de personas recibieron a los héroes de la 4ª. España pasó a ser la selección más laureada del Viejo Continente.
Solo unas horas antes, sobre la hierba británica de Wimbledon, un nuevo héroe se proclamaba campeón. Un chico de solo 21 años, Carlos Alcaraz, defendía el título logrado en 2023. Su rival era, otra vez, el jugador con más títulos de Grand Slam de la historia, Novak Djokovic. Para muchos es el más grande y, tenísticamente, quizá lo sea. Sin embargo no fue rival para el nuevo héroe del tenis mundial. Fue el partido más corto de los disputados por el español en la ronda final. Nada que ver con la final de 2023.
La creación de los Juegos Olímpicos modernos no se la debemos a los ingleses sino a un francés, el barón de Coubertin. Pedagogo, entre otras cosas, que durante su estancia en Inglaterra conoció el «cristianismo muscular» que promovía alcanzar la perfección espiritual a través del deporte y la higiene. Afirmaba que «el deporte organizado puede crear fuerza moral y social».
Todo esto es sin duda apasionante pero, solamente es el aperitivo. El 26 de julio la llama olímpica llegará al Stade de France y darán comienzo la competición deportiva más importante del mundo, los Juegos Olímpicos. Este es sin duda el escenario soñado por tantos y tantos deportistas para lograr las mayores hazañas deportivas y convertirse en héroes. Además, esta vez sí que se podrá ver en la competición de baloncesto a los mejores. Como destaca nuestro compañero Marc Borillo en su artículo, la selección de los EE.UU. puede ser comparable al mítico Dream Team original de Barcelona 92. Promete ser un espectáculo antológico.
Los orígenes olímpicos
Los héroes actuales son, en su mayoría, deportistas. Los antiguos griegos ya los encumbraban en sus competiciones religiosas. Una de sus formas de festejar a los dioses era realizando competiciones deportivas. Estos certámenes deportivos tenían una larguísima tradición pues ya aparecen en la Ilíada (Canto XXIII) y la Odisea (Canto VIII).
Había varios juegos panhelénicos (los de Delfos, dedicados a Apolo; los de Nemea, dedicados a Zeus; los del Istmo de Corinto, dedicados a Poseidón) pero las más importantes eran los Juegos Olímpicos, también en honor a Zeus. Se celebraban en la ciudad de Olimpia, en el Peloponeso. La tradición duró casi 1200 años, que se dice pronto, su primera edición fue en el 776 a. de C. y la última en el 393 d. de C.
Se celebraban cada 4 años y el periodo de tiempo que transcurría entre uno y otro se llamaba olimpiada. Estos juegos eran tan importantes que servían para datar todos los acontecimientos ocurridos en los territorios griegos.
Además, durante la celebración de los Juegos Olímpicos, se imponía la tregua en todos los conflictos bélicos en marcha entre las polis griegas. No respetarlo era un sacrilegio, algo gravísimo que los dioses no perdonarían jamás. Quien rompiera la tregua olímpica se arriesgaba a una desgracia eterna. En realidad servía para que atletas y espectadores pudieran asistir con más facilidad a Olimpia.
En los Juegos Olímpicos de la antigüedad no solamente había competiciones atléticas. A partir del año 396 a. de C. comenzaron las competiciones artísticas con la introducción de la competición de heraldos y trompeteros. Más tarde, durante la época del emperador Nerón comenzaron las competiciones musicales, de cantores y de actores.
Las carreras a pie en los Juegos Olímpicos se celebraban en el estadio, una superficie plana de algo menos de 200 m. Era tan importante que se convirtió en la medida de longitud estándar en el mundo griego durante muchos siglos.
Competiciones y competidores
Las competiciones más antiguas eran las siguientes:
- Pentatlon: que incluía carrera a pie (stadion, la longitud de un estadio, de unos 200 m.), salto de longitud, lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina y lucha griega.
- Carreras a pie:
- La carrera de 1 estadio, la mas importante y más antigua (de aproximadamente 200 m.)
- diaulos (2 estadios, unos 400 m.)
- dolichos (de entre 7 y 24 estadios)
- hoplitodromo, no queda clara la razón de su introducción ni cuándo ocurrió (carrera a pie con el equipamiento de un hoplita: casco, escudo y grebas)
- Salto de longitud
- Lanzamiento de disco
- Lucha griega
- Boxeo
- Pancracio
- Carreras ecuestres
El mundo romano
Siempre he pensado que mientras el griego tenía una mente de artista y filósofo, la del romano era de ingeniero, eminentemente práctica. No era una sociedad tan sofisticada y elegante como la griega y eso se reflejaba en sus divertimentos.
Para los romanos los juegos eran otra cosa. Es cierto que cuando conquistaron Grecia fueron admitidos y se les permitió participar en los Juegos Olímpicos (ocurrió lo mismo cuando el reino de Macedonia conquistó Grecia) pero la sociedad romana era muy distinta. Le complacían más otro tipo de entretenimientos, mucho más sangrientos.
Las carreras de cuadrigas, igual que entre los griegos, despertaban auténtica pasión. Si alguien quiere disfrutar de una reproducción fiel, que acuda a la película Ben-Hur de 1959, dirigida por William Wyler y protagonizada por Charlton Heston. Sin duda es la mejor escena de acción jamás rodada en el cine. Pero lo que más les hacía disfrutar eran los espectáculos de lucha: entre animales, entre hombres y animales y especialmente de gladiadores. Estos eran los héroes romanos por antonomasia, auténticos ídolos de masas. Y no, no luchaban a muerte, eran una inversión demasiado cara como para perderla.
En época romana los Juegos Olímpicos fueron decayendo poco a poco y terminaron por ser prohibidos en el 393 d. de C. La imposición del cristianismo como religión de estado les hizo perder importancia, puesto que celebraban en honor a los dioses paganos. Esa es la fecha más comúnmente aceptada pues es cuando Teodosio I hizo público el Edicto de Tesalónica que prohibía todos los cultos y prácticas paganas, aunque no hacía referencia expresa a los Juegos Olímpicos.
Juegos Olímpicos Modernos
Hace ya muchos años escuché decir a uno de mis profesores de la facultad que si algo había que agradecer a los británicos era la reglamentación de muchos de los deportes que se practican hoy en día. La razón que daba es que los británicos disfrutan de un periodo de paz interno llamativamente largo, desde el fin de su última guerra civil, el levantamiento jacobita de 1745. Por lo que dirigieron la «violencia» de la sociedad hacia los juegos populares que se convirtieron en deportes. Esto, además se convirtió en una especie de entrenamiento bélico no sangriento para las élites que pronto formarían los cuadros de mando de los ejércitos que conquistaron su imperio colonial.
Sin embargo, la creación de los Juegos Olímpicos modernos no se la debemos a los ingleses sino a un francés, el barón de Coubertin. Pedagogo, entre otras cosas, que durante su estancia en Inglaterra conoció el «cristianismo muscular» que promovía alcanzar la perfección espiritual a través del deporte y la higiene. Afirmaba que «el deporte organizado puede crear fuerza moral y social».
Poco a poco fue desarrollando esta idea y tomando forma un sueño, el de rememorar los Juegos Olímpicos de la antiguedad. La idea no tuvo muy buena acogida a nivel internacional. Solamente tuvo éxito gracias a la aportación del millonario griego George M. Averoff. La celebración de la primera edición en Atenas en 1896 fue bastante exitosa pero no acabó de calar hasta la edición de 1908 en Londres donde se llegó a la cifra de 2008 atletas (1971 hombres y 37 mujeres) de 22 países. Los Juegos Olímpicos tuvieron tanto éxito que en 1924 se establecieron los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados por primera vez en Chamonix.
Los Juegos Paralímpicos
La pequeña población de Stoke Mandeville, en Inglaterra, fue el lugar escogido en 1948 por Sir Ludwig Guttmann para realizar unas competiciones deportivas muy especiales. Reunió a 16 veteranos de guerra con lesiones en la médula espinal. En 1952 el evento se volvió a realizar con la participación de competidores holandeses. Finalmente, en 1960, tras los Juegos Olímpicos de Roma, se disputó la primera edición de los Juegos Paralímpicos. Se reunieron 400 atletas, de 23 países distintos, que compitieron en 8 disciplinas y en 1964 se disputó la primera edición de invierno.
Según el COI «Los Juegos Paralímpicos de Río 2016 atrajeron 4.328 atletas de 159 ciudades, que compitieron en 22 deportes. También participó un equipo de Atletas Paralímpicos Independientes en el que estuvieron dos atletas refugiados. Los Juegos lograron un récord de audiencia televisiva acumulada de 4.100 millones de personas en más de 150 países, mientras que se vendieron 2,15 millones de entradas.»
Luces y sombras olímpicas
Sin duda los Juegos Olímpicos son el mejor escenario para grandes gestas deportivas. A lo largo de los años, se han visto muchísimas rivalidades y comportamientos realmente honorables, destacando la deportividad y el valor humano de los competidores.
Sin embargo, también han existido enormes escándalos y comportamientos realmente indecorosos. El 18 de julio de 2024, el diario El País publica un artículo en el que destaca de las declaraciones del polémico Dr. Eufemiano Fuentes, quien afirma en unas grabaciones con cámara oculta que dopó al equipo olímpico español de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 por orden del gobierno. Sin duda es algo muy difícil de creer dada la trayectoria de este personaje, pero la duda está sembrada.
También han servido de plataforma política, como en los casos ya mencionados en el artículo Menotti, el mundial del 78 era solo futbol, ¿no?. Incluso como campo de batalla ideológico, como ocurrió en la competición de waterpolo en el partido jugado entre la URSS y Hungría en Melbourne 56 o el famoso corte de mangas del saltador de pértiga polaco Wladyslaw Kozakiewicz al ganar el oro en Moscú 80.
Honor y amistad en los momentos más oscuros: Jesse Owens y Luz Long
Los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 fueron un espectáculo sin precedentes. La Alemania Nazi quería probar al mundo su superioridad racial, deportiva, organizativa, tecnológica. Nunca antes había habido tantos espectadores ni tantos atletas. La cineasta Leni Riefenstahl rodó el documental Olympia, considerado el primer documental moderno, una obra totalmente revolucionaria.
Sin embargo, la figura indiscutible de aquellos Juegos fue un atleta norteamericano, Jesse Owens, un hombre negro que se convirtió en uno de los héroes olímpicos más recordados. Fue el primer atleta en ganar 4 medallas de oro en unos únicos Juegos Olímpicos.
Pero su historia no estaría completa sin el atleta alemán Luz Long. Owens se jugaba la medalla en la final de salto de longitud. Hizo nulos los primeros dos saltos. En un alarde de deportividad, Long señaló con una toalla el lugar donde Owens debía saltar para no hacer nulo el último intento. Eso le permitió ganar el oro. Long logró la plata y fue el primero en felicitarlo. Ambos fueron amigos y continuaron en contacto hasta que Long murió en el campo de batalla durante la II Guerra Mundial.
Cuando Owens volvió a su Alabama natal, sufrió la misma discriminación que todos los demás habitantes negros. Incluso afirmó en un artículo publicado el 10 de octubre de 1936 del diario Afro-american, que aunque pudo reunirse con diversos monarcas europeos, e incluso saludar a A. Hitler, el presidente F. D. Roosevelt ni siquiera le envió un telegrama de felicitación después de sus triunfos en Berlín.
Jim Thorpe: ¿el primer escándalo olímpico?
En los Juegos de Estocolmo de 1912 Thorpe brilló con luz propia, conquistó el oro en la prueba de decatlón y también en la de pentatlón. Era un logro enorme lo que le convirtió en el atleta más completo y un orgullo para los nativos americanos.
El escándalo saltó en 1913. El diario Worcester Telegram and Gazette publicó un artículo en el que afirmaba que Thorpe había sido deportista profesional entre 1909 y 1910, al haber jugado en un equipo de beisbol y recibido pequeños pagos por ello. En aquel momento, para ser atleta olímpico era obligatorio ser amateur por lo que se le retiraron los títulos obtenidos. Por fortuna, en 1983, el COI le restituyó oficialmente las medallas.
Jim Thorpe murió en la pobreza en 1953 a los 64 años de edad después de haber sido uno de los pioneros de la NFL. La agencia de noticias estadounidense Associated Press lo catalogó como el más grande atleta y jugador de fútbol americano de la primera mitad del s. XX mientras que ABC Sports lo nombró en el año 2000 como el más grande atleta de la historia de los EE.UU.
Lecciones olímpicas
Los Juegos Olímpicos han sido, desde la antigüedad, una plataforma excepcional para mostrar la excelencia deportiva y la hermandad entre naciones. Desde el comienzo, estos eventos deportivos han servido para inspirar, unir y elevar el espíritu humano. Las hazañas deportivas realizadas han dejado legado y una marca indeleble en la historia.
Pero también han sido marcados por escándalos, discriminaciones y el uso ideológico que han puesto en tela de juicio tanto sus ideales como la pureza de la competición. Todos estos casos nos recuerdan que, aunque es algo grandioso, el deporte no está libre de los conflictos que desgarran nuestro mundo.
A pesar de todo, los Juegos Olímpicos y, especialmente, los Paralímpicos son un símbolo de esperanza y resiliencia, donde los participantes puedan mostrar no solamente sus habilidades físicas, sino también su integridad, honestidad y deportividad. Los valores humanos son fundamentales, sin ellos nada en el Movimiento Olímpico tendría sentido y ese es precisamente su legado más importante.