Tropas españolas forman parte de misiones internacionales por todo el mundo desde 1985, encargadas de llevar y distribuir ayuda humanitaria, de ayudar en las catástrofes naturales y de defender a los no combatientes en situaciones de conflicto bélico. El Ministerio de Defensa, en una infografía, da los detalles más básicos sobre las 17 misiones en las que España está involucrada. 170 militares y 9 guardias civiles han perdido la vida hasta ahora. ¿Se puede hacer más?
Tabla de contenidos
- Una larga historia de compromiso
- En Turquía con la OTAN
- En Bosnia con la UE
- En el Líbano con la ONU
- Otras misiones activas:
- ¿Hay una implicación real de los países ricos?
Una larga historia de compromiso
Era principios de octubre de 1571. La escuadra cristiana finalmente pudo ser reunida. Había costado mucho poner de acuerdo a los componentes de la Liga Santa. Venecia desconfiaba del rey Católico, Felipe, y el papa debía hacer de contrapeso entre ambos poderes. Los otomanos estaban en el cénit de su poder y amenazaban constantemente la Europa cristiana tanto por tierra como por mar. Y, para embarullarlo todo aún más, el Cristianísimo rey de Francia, Francisco, era aliado del turco y podía volverse contra los Reinos Hispánicos en cualquier momento.
La batalla fue crucial para detener en seco la amenaza turca en el Mediterráneo Occidental, al menos por el momento, y dibujó las esferas de influencia que se mantendrían sin grandes cambios durante muchas décadas. Los piratas del berberiscos seguirían siendo una molestia pero, Europa Occidental se había salvado.
En aquella batalla participó un joven de 24 años llamado Miguel. Perdió la movilidad de la mano izquierda. Por suerte para la literatura universal, la derecha la conservó sana y salva durante el resto de su vida. «La más memorable y alta ocasión que vieron los siglos, ni esperan ver los venideros» fue lo que escribió sobre aquellos hechos en el prólogo de sus Novelas Ejemplares.
En el Líbano, el contingente español llegó a tener 1100 militares desplegados. Desde 2012 los números varían entre 600 y 700. Cada 6 meses se produce el relevo del contingente destinado
En Turquía con la OTAN
Sin embargo, como dijo Cicerón en sus Catilianarias: «O tempora o mores» o lo que es lo mismo, ¡ver para creer! ¿Quién iba a decirle a D. Miguel que, 450 años después, no solo íbamos a ser aliados de los turcos sino que tropas españolas iban a estar protegiendo su frontera sur?
Sí, y lo hacen ya desde hace mucho tiempo. Exactamente desde septiembre de 2014, una década, que se dice pronto. Los problemas para Turquía comenzaron en 2011 cuando en Siria estalló la interminable guerra civil.
Bajo el paraguas de la OTAN, 149 soldados españoles se encuentran destinados en el aeropuerto de Adana y en la base aérea de Incirlik. La ciudad de Adana, a 120 km de la frontera con Siria, tiene 2 millones de habitantes. La misión es puramente defensiva. El peligro de que pueda caer algún proyectil mal dirigido desde el otro lado de la frontera es constante. Las baterías de misiles Patriot operadas por los militares españoles están cargadas con proyectiles interceptores.
En mayo de 2023 los militares allí destacados jugaron un papel clave tras el terremoto que devastó el sur de Turquía para la coordinación y despliegue del personal y los medios de otros apoyos (bomberos, ONG…) y participando directamente en las tareas de rescate.
En Bosnia con la UE
Pero es en Bosnia y Herzegovina donde España mantiene su misión más antigua, iniciada en octubre de 1992. Desde entonces, según informan en la página web de la Moncloa, más de 45.000 militares españoles han participado en las sucesivas misiones en el país; primero con la ONU, más adelante bajo el mando de la OTAN y finalmente como parte de la misión destinada por la UE. Se dice que allí se aprecia mucho a los españoles.
Mostar, es la tercera ciudad más grande del país. Desde el 12 de octubre de 1995 la plaza más importante es la Spanski trg o Španjolski trg, en bosnio (Plaza de España). En una fría piedra están grabados los nombres de 22 militares españoles junto al de Mirko Mikulic, intérprete, todos ellos caídos en acto de servicio durante la misión de las Naciones Unidas. Mostar ha vuelto a ser una ciudad turística pero, entre 1993 y 1995 la situación fue terrible y los cascos azules españoles, al cargo de la zona, se vieron repentinamente envueltos en los combates más encarnizados de la guerra.
Mostar había sido siempre el símbolo de la convivencia multiétnica yugoslava. Allí convivían desde hacía siglos serbios ortodoxos, croatas cristianos y bosnios musulmanes. En un abrir y cerrar de ojos todo aquello desapareció entre nubes de pólvora.
El precioso Stari Most es el mejor símbolo de todo lo que ocurrió allí, antes, durante y después de la guerra. Se construyó en época de Solimán el Magnífico, los poetas lo alabaron como una cumbre de la arquitectura del momento. Durante 400 años había hecho de nexo de unión entre las dos partes de la ciudad. Al verlo in situ da la sensación de ver las manos de dos amigos que, al encontrarse, se estrechan fuertemente. Ese puente había resistido terremotos, visto inundaciones, aguantado las ofensivas austro-húngaras y serbias durante la I Guerra Mundial, incluso había soportado el peso de los panzer alemanes. Sin embargo, no pudo con el odio enconado surgido entre sus propios vecinos. Aquel fatídico año de 1991 la amistad de siglos, la convivencia, la mezcla pacífica, todo se hizo añicos.
Croatas del lado occidental, bosnios musulmanes del oriental. El puente, que había servido para mostrar el valor y la osadía de los habitantes en esos arriesgados saltos al Neretva, fue destruido sin piedad durante la masacre.
Cuando se dio por finalizada la guerra, los ingenieros españoles destinados por la ONU en la ciudad reconstruyeron el puente. Por el momento era un puente colgante lleno de cables y simples pasarelas de metal. Era provisional, era feo pero era un puente, el embrión de la reconstrucción. La ciudad volvía a estar físicamente unida y los ciudadanos lo agradecieron. Aquél desvencijado puente de cables y pasarelas fue mejorado cuando llegó la paz y continuó su función durante casi 10 años.
En 2004 finalizó la reconstrucción del puente actual y se convirtió en el símbolo de la reconciliación nacional en Bosnia y Herzegovina. La UNESCO lo incorporó a su lista de patrimonio histórico en 2005.
En estos momentos, según la infografía antes mencionada del Ministerio de Defensa, en Bosnia la misión EUFOR ALTHEA de la UE es puramente de asesoría y España tiene desplazados allí 3 efectivos.
En el Líbano con la ONU
Otra de las misiones más antiguas en las que participa España es la destinada por la ONU en el Líbano, denominada Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL). España tiene el mando del sector Este.
La presencia de las tropas de las Naciones Unidas en el Líbano se remonta a 1978, durante la guerra civil libanesa. Desde el final del conflicto, en 1990, hasta 2006 la situación permaneció tranquila. Fue entonces cuando estalló la Segunda Guerra del Líbano. Israel invadía el país y los efectivos de la ONU pasaron de 2000 a 15000. Es en ese momento cuando los militares españoles llegan al Líbano y se establecen en la base Miguel de Cervantes, cerca de la localidad de Marjayún donde está el Cuartel General del sector Este. También hay tropas españolas en el Cuartel General de la misión en Naqoura, en el litoral, a un suspiro de la frontera con Israel.
En el Líbano, el contingente español llegó a tener 1100 militares desplegados. Desde 2012 los números varían entre 600 y 700. Cada 6 meses se produce el relevo del contingente destinado, desde el 23 de mayo de 2024 la que se hace cargo es la Brigada Aragón I.
Otras misiones activas:
La información que aporta la web del Ministerio de Defensa nos da cuenta de las misiones en las que actualmente el ejército español toma parte activa ya sea bajo el paraguas de la ONU, de la OTAN o de la UE. En total se trata de 17 misiones:
¿Hay una implicación real de los países ricos?
Sin duda España es un importante contribuyente con dinero, material y personal a las misiones internacionales. Sin embargo, esta lista en la que únicamente aparecen dos misiones de las Naciones Unidas merece una reflexión más profunda.
Esta limitada participación en las misiones de la ONU no es exclusiva de España, es algo que parece generalizado entre los países occidentales, lo cual puede proyectar una imagen de compromiso insuficiente. ¿O quizá es que el compromiso ha tomado otra dirección?
Respecto a las Naciones Unidas, hay una clara división entre los países que aportan dinero y los países que aportan personal. La ONU publica en su web el listado total del personal aportado por cada país a sus misiones mostrando que Nepal, India, Bangladesh y Ruanda son, con mucha diferencia, los países más implicados. En cuanto a la participación financiera, los EEUU son los mayores contribuyentes, seguidos de China. España se encuentra en un honroso 10º puesto en lo referente a sus aportaciones exclusivas a las NU. Estos datos también están disponibles en el listado completo aportado por la ONU.
La primera vez que entraron en acción las fuerzas de la ONU fue durante la guerra civil griega, en 1947. Pasadas unas décadas, pero especialmente desde el final de la Guerra Fría, parece que hay una tendencia a que los países más ricos deleguen sus responsabilidades humanitarias en los países más pobres. Occidente se centra cada vez más en sus preocupaciones geoestratégicas, a cambio de aportar dinero. Esta forma de actuar puede sembrar dudas y hace que nos planteemos preguntas un tanto incómodas relativas a la equidad entre países y a la eficacia real de las misiones de la ONU.
¿Son las misiones de las Naciones Unidas una prioridad dentro de las agendas de los países ricos?
¿Hay un compromiso real a nivel global con la paz y la ayuda humanitaria?
¿Podrían los países occidentales equilibrar de alguna manera sus responsabilidades financieras y de aporte de personal?…
Sin duda alguna, las misiones de las Naciones Unidas serían unas herramientas mucho más efectivas y respetables en sus labores humanitarias y de mantenimiento de la paz.